¿Cómo llama Dios a la gente hoy?

Resumen

Aunque muchos dicen que se debe recibir un llamamiento de Dios, la Palabra es la que nos llama, prepara y dirige a la acción.

— Lectura bíblica recomendada: Juan 6:44-46

Introducción

I. Al ver que en muchos casos en la Escritura Dios Se comunicó con la gente directamente, algunos argumentan que esta es la manera en que hoy Dios llama a la gente a la salvación, la predicación, el servicio, etc.

II. ¿Garantiza el Nuevo Testamento esta conclusión?

III. Consideraremos tres áreas del llamamiento de Dios: (1) La manera en que Dios llama a los perdidos a la salvación, (2) la manera en que llama a los hombres a la predicación, y (3) la manera en que guía a la gente en varios servicios.

Exposición

I. El llamamiento de Dios en los tiempos antiguos.

A. El escritor de Hebreos comenzó haciendo recordar a su audiencia de las diferentes maneras en que Dios Se comunicó en la historia (1:1-2).

B. Estas comunicaciones incluyeron instrucciones orales (Génesis 2:16-17; Éxodo 3-4), visiones (Génesis 15:1; Hechos 9; 10; Apocalipsis 1:1-2, 9-12), sueños (Génesis 31:11; 37:5-10; 40:1-41:36; Daniel 2; 4), mensajes angelicales (Génesis 18-19; Lucas 1:11-21, 26-33), etc.

C. Con tantos casos de comunicación directa, es fácil ver por qué algunos concluyen que Él continúa haciendo lo mismo.

II. La realidad del llamamiento de Dios.

A. Juan 6:44-45 señala claramente que Dios debe llevarnos (o llamarnos) a Cristo (Hechos 2:39; Romanos 8:30; 2 Timoteo 1:9).

B. Juan Calvino hizo popular la idea de que este llamamiento es una operación directa del Espíritu Santo en el corazón del pecador no regenerado. Pero este concepto no se encuentra en armonía con el Nuevo Testamento:

1. El escritor de Hebreos clarificó que Jesús es el único Mediador de la verdad de Dios (Hebreos 1:2; cf. Mateo 17:5).

2. Su Palabra nos juzgará en el día final (Juan 12:48).

3. El Espíritu Santo fue enviado para guiar a los apóstoles a toda la verdad (Juan 14:23-26; 16:12-15; note los versículos 26-27).

4. Jesús oró por todos los que creerían en Él a través de Su Palabra (Juan 17:20-23; cf. Mateo 28:18-20).

5. Tal creencia o fe es producida por la Palabra predicada o enseñada, no por la operación directa del Espíritu (Romanos 10:13-17; cf. Juan 6:55).

6. Pablo clarificó que el cristiano puede entender la voluntad de Dios al leer las Escrituras (Efesios 3:1-5).

7. Él también declaró específicamente que los pecadores son llamados por el Evangelio predicado (2 Tesalonicenses 2:13-15).

III. El llamamiento a la predicación.

A. Muchas denominaciones declaran que los predicadores (a menudo llamados erróneamente «pastores») son «llamados» a predicar.

B. Frecuentemente esto hace referencia a una clase de llamamiento misterioso, abrumador o supuestamente audible a predicar.

C. De manera interesante, aparte del llamamiento de Jesús a Sus apóstoles, nunca se menciona en el Nuevo Testamento algún concepto del llamamiento sugerido anteriormente.

D. El único llamamiento mencionado en el Nuevo Testamento es el llamamiento a la salvación por medio del Evangelio (Hechos 2:39; Romanos 8:28; 1 Corintios 7:17-28; Efesios 4:4; Filipenses 3:14; 1 Tesalonicenses 2:12; 5:24).

E. La predicación y/o la enseñanza es perpetuada en el Nuevo Testamento cuando la gente fiel enseña a gente fiel a enseñar a otros (Mateo 28:18-20; 2 Timoteo 2:2; 3:16-17).

IV. El llamamiento al servicio.

A. Otra vez, muchos dicen que Dios les ha «dicho» que hagan algo.

B. Independientemente de la sinceridad de tales personas, yo he preguntado en cuanto a la naturaleza de tal llamamiento, y hasta ahora lo que se ha admitido es que la «voz» no es audible, ni una visión, ni una teofanía.

C. Lo que generalmente se describe es el sentimiento de un deseo fuerte de realizar algún servicio.

D. Aunque nadie puede entender completamente la manera en que Dios nos guía providencialmente al servicio, el patrón consistente es por medio de la Palabra, no un impulso milagroso (Efesios 4:11; Colosenses 3:16; 2 Timoteo 3:16-17).

Conclusión

I. Aunque muchos son sinceros y tienen buenas intenciones, la idea de que se necesita un llamamiento milagroso o especial para la salvación o la predicación es un tropiezo para la decisión de muchas personas.

II. Afortunadamente, tenemos las Escrituras que nos llaman, preparan y dirigen completamente a la acción.