¿Fueron los apóstoles bautizados en Hechos 2?

Resumen

Los apóstoles, y los demás discípulos de Cristo antes de Hechos 2, no necesitaron ser bautizados otra vez en tal ocasión.

Pregunta

«¿Fueron los apóstoles bautizados para el perdón de sus pecados juntamente con los tres mil de Hechos 2?».

Respuesta

No hay registro bíblico de nadie que llegara a ser discípulo de Cristo antes del establecimiento de la iglesia en Hechos 2 (incluyendo a los apóstoles), que fuera bautizado en Hechos 2 cuando los tres mil lo fueron. Sin embargo, esto no quiere decir que los discípulos previos, incluyendo los apóstoles, no fueron bautizados en algún momento para el perdón de sus pecados. En realidad, hay evidencia bíblica convincente que indica que los discípulos y apóstoles fueron bautizados para el perdón de sus pecados, pero no en Hechos 2 cuando los tres mil lo fueron.

Como precursor del Cristo y profeta que preparó el camino para el ministerio mesiánico y el establecimiento de la iglesia, Juan el Bautista administró un bautismo que era para el perdón de pecados. Ese bautismo incluía el arrepentimiento, como en el caso del bautismo de Hechos 2 (vs. 38). «Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados» (Marcos 1:4). Sin embargo, la recepción real del perdón de pecados estuvo condicionada al sacrificio vicario de Jesucristo en la cruz y Su resurrección y ascensión posterior. De la misma manera, la práctica fiel del patriarcado y el judaísmo, con sus sacrificios de animales y su expiación de sangre, no pudo proveer perdón de pecados como un hecho logrado antes del sacrificio de Jesús en la cruz.

Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados (Hebreos 10:1-4).

No obstante, Jesús derramó Su sangre en la cruz para que finalmente la humanidad pudiera recibir el perdón de pecados (Mateo 26:28). La obediencia a la ley debajo del patriarcado o el judaísmo (incluyendo el ministerio de Juan el Bautista y de Jesucristo) alcanzó el perdón de pecados después del sacrificio de Cristo en el Calvario.

Por tanto, los apóstoles, más los ciento veinte discípulos de Hechos 1, otros quinientos discípulos (1 Corintios 15:6), y todos los demás discípulos de Cristo antes de Hechos 2, como también aquellos que habían sido bautizados por Juan el Bautista, no tuvieron necesidad de ser bautizados otra vez en Hechos 2 cuando los tres mil fueron bautizados. Todos ellos ya componían la iglesia inicial de Hechos 2 a la cual los tres mil fueron añadidos por Cristo después de su bautismo (vss. 41, 47).

Después de Hechos 2, cuando la iglesia ya había sido establecida, el bautismo de Juan caducó; es decir, desde Hechos 2, cuando el bautismo de la Gran comisión (Marcos 16:16; Hechos 2:38) fue administrado por primera vez, solamente el único bautismo de la era cristiana llegó a ser válido para recibir el perdón de pecados. Hechos 19:1-7 narra en cuanto a doce discípulos que aparentemente fueron bautizados en el bautismo de Juan después de que este hubiera sido reemplazado con el bautismo de la Gran comisión. Así que el apóstol Pablo bautizó a esas personas (otra vez) en el bautismo de la Gran comisión, o el bautismo administrado en Hechos 2.

El bautismo de Juan y el bautismo de la Gran comisión fueron similares en el hecho de que ambos involucraban el arrepentimiento, y ambos tenían el propósito del perdón de pecados. La diferencia era en que el bautismo de Juan miraba hacia adelante a la cruz de Cristo, mientras que el bautismo cristiano mira hacia atrás a la cruz de Cristo (Hechos 19). El bautismo de Juan brindaba perdón en vista del sacrificio futuro de Cristo, pero el bautismo de la Gran comisión es el mismo punto en que la gente recibe perdón desde Hechos 2. «El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo» (1 Pedro 3:21). «Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre» (Hechos 22:16). «Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hechos 2:38).

Todas las personas que viven hoy son responsables ante el Evangelio de Cristo y sus términos para el perdón de pecados. Nadie hoy puede ser salvo al tratar de seguir la ley patriarcal o mosaica (o los aspectos precedentes al cristianismo del ministerio de Juan o Jesús). «De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído» (Gálatas 5:4). Hoy solamente un bautismo es válido (Efesios 4:5); este es el bautismo practicado en Hechos 2:38. Es inmersión en agua (Hechos 8:36-39; cf. Romanos 6:3-5). Es para el perdón de pecados (Hechos 22:16) o la salvación (1 Pedro 3:21). Es el único bautismo que es mandado (Hechos 10:48). Pero, aunque el bautismo es esencial, debe ser precedido por la escucha de la Palabra (Romanos 10:17), la fe (Juan 8:24), el arrepentimiento (Hechos 17:30) y la confesión de Jesús como Cristo (Hechos 8:37; Romanos 10:9-10). Para continuar disfrutando del estado de la salvación que Dios brinda en el bautismo, el cristiano debe continuar siendo fiel a Cristo.