1 Pedro 3:18-22 y la predicación a los espíritus encarcelados

Resumen

Este pasaje es difícil, pero el estudiante de la Biblia no debe pasar por alto la lección debido al agotamiento exegético.

El apóstol Pedro escribió que algunas cosas en las epístolas de Pablo son «difíciles de entender» (2 Pedro 3:16), pero el lector erraría en concluir por este enunciado que el apóstol de la circuncisión nunca escribió nada difícil. De hecho, lo que ya había escrito en 1 Pedro 3:18-22 ha dejado perplejos a muchos eruditos en Biblia.[1] Martín Lutero admitió en cuanto a este pasaje: «Este es un texto extraño y un pasaje realmente más oscuro que cualquier otro en el Nuevo Testamento. Todavía no sé con seguridad lo que el apóstol quiere decir».[2]

¿Qué causa que 1 Pedro 3:18-22 sea tan difícil de entender? La respuesta: el enunciado apostólico que indica que Jesús fue «muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados» (vss. 18-19). ¿Quiénes son estos espíritus encarcelados? ¿A dónde fue Jesús? ¿Cuándo se realizó tal predicación? ¿Y cuál fue el contenido y/o propósito de tal predicación? Este artículo breve busca llegar a la mejor conclusión al analizar el texto en vista de las interpretaciones propuestas durante los siglos pasados de la historia cristiana.

Las dos interpretaciones fundamentales

Básicamente, hay dos interpretaciones del texto (aunque con un número creciente de combinaciones exegéticas[3] debido a factores gramaticales[4] y otras consideraciones hermenéuticas). Se descartarán las combinaciones menos probables con el fin de sacar a la luz la versión completa más plausible de cada interpretación.

La primera interpretación

La idea general de una interpretación antigua y popular sugiere que Jesús fue al reino espiritual para predicar a los espíritus encarcelados.

  • El texto permite solamente dos posibilidades en cuanto al tiempo de tal supuesto viaje al reino espiritual: (1) Algún momento después de la muerte de Jesús y antes de Su resurrección, o (2) después de Su resurrección. Ya que el tiempo posterior a la resurrección de Jesús es registrado en la Escritura y conectado a Su glorificación (cf. Juan 20:17; Hechos 2:29-35), entonces la situación más probable es que, si hubo algún viaje al reino espiritual, el tiempo que encajaría mejor es el periodo en que el cuerpo de Jesús estuvo en la tumba.

  • Solamente dos lugares son adecuados para la morada de los espíritus descritos como «encarcelados»: (1) El infierno o (2) la sección de tormento del reino del Hades.[5] Algunas versiones antiguas del «Credo de los apóstoles»[6] declaran que Jesús «descendió al infierno»,[7] pero esta expresión puede ser entendida adecuadamente (en su contexto histórico original) como un descenso al Hades, el lugar de los muertos,[8] y por ende, de esta manera aparece en la mayoría de las traducciones modernas del Credo.[9] Ya que un descenso real al infierno (griego geenna) es ambiguo —sea etimológica, textual o teológicamente—, entonces el Hades sigue siendo la mejor alternativa en este punto.

  • Se han propuesto dos ideas populares en cuanto al contenido/propósito de la predicación a los espíritus encarcelados: (1) Jesús predicó salvación a ellos, o (2) Jesús proclamó victoria a ellos. Ambas ideas han sobrevivido al paso del tiempo. El arzobispo Hilarion Alfeyev argumentó a favor del primer enfoque en su libro, Cristo el Conquistador del infierno, donde declaró: «Aquellos que, “conforme a la humanidad de la carne”, fueron condenados antiguamente por Dios, Quien, según la expresión bíblica, “se arrepintió” de haberlos creado, no perecieron eternamente. Cristo descendió al infierno, brindándoles otra oportunidad de salvación al predicarles el Evangelio del reino para que ellos también vivieran “por la voluntad de Dios en el espíritu”».[10] La Escritura refuta este enfoque post mortem de la salvación (cf. Mateo 16:27; Lucas 16:19-31; Hebreos 9:27); así también lo hace la universalidad de la salvación (¿Por qué esta predicación estuviera limitada solamente a aquellos que no obedecieron en el tiempo de Noé?). Por ende, este enfoque es abandonado por muchos eruditos y comentaristas modernos que prefieren entender ekeruxen («predicó») según su significado general, como «proclamó»,[11] argumentando por una proclamación de victoria ante los espíritus encarcelados, o un anuncio universal de victoria.[12]

  • El texto conecta a los receptores de la proclamación con la generación desobediente del tiempo de Noé. Dos interpretaciones han sido propuestas concernientes a su identidad para el tiempo del apóstol Pedro:[13] (1) Estos son los espíritus de una generación híbrida antigua (los «nefilim») producida por ángeles malos que cohabitaron con mujeres en Génesis 6:1-4, o (2) son los espíritus incorpóreos de la población puramente humana, antigua e impía del tiempo de Noé. El primer enfoque se basa en lo que puede ser la interpretación más antigua (según un punto de vista histórico) de Génesis 6:1-4, y supuestamente, la más popular entre comentaristas modernos.[14] Pero esta cohabitación angélica tiene sus raíces en fantasías judías y apócrifas (cf. Jubileos 5; 1 Enoc 6-8) que ignoran el hecho de que los ángeles son seres espirituales que carecen de pasiones físicas y capacidad reproductiva (Mateo 22:29-30; cf. Hebreos 1:14 con Lucas 24:39).[15] Ya que el primer enfoque es incorrecto, solamente la segunda proposición merece consideración seria.

Por tanto, en su versión completa más plausible, la primera interpretación puede ser presentada de la siguiente manera: Después de Su muerte y antes de Su resurrección, Jesús fue al reino del Hades para proclamar victoria a los espíritus incorpóreos de la población humana antigua e impía del tiempo de Noé.

La segunda interpretación

La idea general de la segunda interpretación principal sugiere que Jesús fue y predicó a la generación de Noé, que para el tiempo del apóstol Pedro, fue descrita como espíritus encarcelados. Debido a las limitaciones inherentes de este enfoque y el esfuerzo hermenéutico realizado previamente, quitar los elementos menos plausibles para producir una versión más completa es una tarea más fácil.

  • El tiempo y lugar no plantean dificultad extraordinaria ya que Génesis 6-8 provee el contexto histórico e inspirado.[16]

  • Ya que se ha concluido que una raza puramente humana es la mejor explicación de la generación impía producida por la unión de los «hijos de Dios» (muy probablemente una referencia a los descendientes de Set; cf. Génesis 6:2 con 4:25-26) con las «hijas de los hombres» (una referencia a las descendientes de Caín; cf. 6:2 con 4:16-24), entonces esta interpretación tampoco admite alguna predicación a ángeles.

  • En el contexto de Génesis 6, tanto «predicación» y «proclamación» son expresiones adecuadas, pero en cualquier caso, la predicación/proclamación es explicada mejor como una predicación de juicio inminente y salvación potencial (cf. vss. 6:13, 13-21 con 1 Pedro 3:20-21).

  • Aquí es apropiado indicar brevemente que la manera en que se entienda la expresión «en espíritu» (vs. 18) puede dar un matiz diferente a esta interpretación. Nuestras versiones en español están divididas en cuanto al hecho de que esta sea una referencia al Espíritu Santo o al espíritu en algún otro sentido.[17] Como Duane Warden ha señalado, «(1) Pedro pudo haber estado diciendo que Jesús fue por la agencia del Espíritu Santo, o (2) que fue de alguna manera espiritual».[18] Aunque entender «espíritu» con minúscula puede abrir las puertas a la idea de que Jesús predicó directamente en alguna forma espiritual a la generación de Noé, básicamente no hay intérprete respetado que sugiera esto como una posibilidad. Si este fuera el significado proyectado, sería un caso único sin paralelo escritural. Teniendo en cuenta esto, el enfoque más probable es que Jesús realizó esta predicación a través de Noé.

Por tanto, en su versión completa más plausible, esta segunda interpretación puede ser presentada de la siguiente manera: Por la agencia del Espíritu, o en una manera espiritual, Jesús predicó juicio/salvación a través de Noé a sus contemporáneos humanos e impíos que, para el tiempo del apóstol Pedro, eran espíritus encarcelados.[19]

Las conclusiones

Aunque la primera interpretación ha sido y continúa siendo popular entre intérpretes y puede no ser descartada completamente,[20] permanece siendo un esfuerzo de continuar promoviendo el Credo amado (como también algunos elementos de la literatura apócrifa) que ha sido, por una gran parte de la historia eclesiástica, una creencia central de la cristiandad en general. En el mejor de los casos, todavía es el resultado de la ambigüedad del pasaje.

Por otra parte, la segunda interpretación continúa siendo la más admisible debido a las siguientes razones:

  • Se la puede armonizar con la sintaxis y la gramática del texto sin forzarla.[21]

  • Explica el texto naturalmente[22] en su contexto inmediato, armonizándolo con los enunciados anteriores del apóstol (vss. 8-17; vea especialmente el vs. 12) y haciéndolo relevante para la audiencia original.

  • Armoniza con la teología del apóstol, pues él declara en el mismo libro que «el Espíritu de Cristo» (cf. 1:11 con 3:18-19) estaba en los profetas del Antiguo Testamento (1:10), de los cuales uno, sin duda, fue Noé, a quien él llama «pregonero de justicia» (2 Pedro 2:5).

  • Armoniza con el tenor de la Escritura. Pablo sugirió una idea similar cuando escribió que, a través del conducto apostólico y profético (Efesios 2:20), Cristo «anunció las buenas nuevas de paz» a los efesios (2:17; cf. Lucas 10:16; Apocalipsis 1:1).

  • Adicionalmente, previene muchos de los enfoques erróneos que comúnmente surgen con relación a la primera interpretación. De hecho, las interpretaciones de Dios siempre previenen más errores que las interpretaciones de los hombres.

Ciertamente, este pasaje es difícil, y el estudiante de la Biblia puede sentir la gran presión de emplear mucho esfuerzo y tiempo para entender adecuadamente todos los detalles. Sin embargo, no se debe pasar por alto la lección general. El apóstol había estado hablando en cuanto al sufrimiento cristiano por el bien de la justicia (vss. 8-17). Luego, en la sección bajo discusión (vss. 18-22), presentó el ejemplo de Cristo, Quien también sufrió por el bien de la justicia, incluso hasta el punto de la muerte. Pero es este Cristo que sufrió y murió, el mismo que también ha sido vivificado en espíritu, reina supremamente en el cielo, ha salvado a Su pueblo a través del bautismo (como salvó a Noé y su familia) y promete salvación eterna a Su pueblo, incluso en medio del sufrimiento. Esta línea de razonamiento es frecuente en la epístola (cf. 1:3-12; 2:18-25; 4:12-19) y no debería ser ignorada debido al agotamiento exegético.

[1] La consideración de algunos comentarios populares sobre esta sección de la Escritura rápidamente confirmará este enunciado.

[2] Martín Lutero, Las obras de Lutero: Las epístolas católicas [Luther’s works: The Catholic epistles], eds., Jaroslav Pelikan y Walter A. Hansen (Saint Louis, MO: Concordia, 1967), 30:113.

[3] Karen Jobes señala que el erudito evangélico Millar J. Erickson «calcula, en teoría, ciento ochenta diferentes combinaciones exegéticas». —Karen H. Jobes, Comentario exegético Baker del Nuevo Testamento: 1 Pedro [Baker exegetical commentary of the New Testament: 1 Peter], eds., Robert W. Yarbrough y Joshua W. Jipp, (Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2005), OverDrive, III. C. 2.

[4] Para una discusión gramatical, vea Greg W. Forges, Guía exegética para el Nuevo Testamento griego: 1 Pedro [Exegetical guide to the Greek New Testament: 1 Peter], eds., Andreas J. Köstenberger y Robert W. Yarbrough, (Nashville, TN: B&H Academic, 2014), OverDrive, VI. B.

[5] Los padres de la iglesia comúnmente sostuvieron la idea de que Jesús fue al lugar de los muertos para libertar a las almas de la gente justa que no era atormentada sino solamente «encarcelada» por Satanás en tal reino; supuestamente, este era un elemento necesario de Su obra redentora. —Vea Raleigh Halvorsen, El Credo de los apóstoles: Un comentario de la iglesia antigua [The Apostles’ creed: A commentary from the ancient church] (Exegetical Research Group, 2022), 37-50. En este artículo, no se le presta atención a esta interpretación ya que es ajena a 1 Pedro 3:18-19 y no pertenece a la discusión de este texto. Pedro conectó a los espíritus encarcelados con la generación desobediente del tiempo de Noé (vs. 20), no con los justos antiguos.

[6] A pesar de su nombre, este credo no tiene origen apostólico, sino se originó siglos después de la muerte de los apóstoles y llegó a ser bienvenido por varias religiones cristianas como una declaración dogmática.

[7] Descendit ad inferna, pero otros, descendit ad inferos. Vea Philip Schaff, Los credos de la cristiandad, con una historia y notas críticas [The creeds of Christendom, with a history and critical notes] (Nueva York: Harper & Brothers, 1877), 2:46, n. 2.

[8] Vea Robert D. Golding, «¿Descendió Cristo al infierno?» [«Did Christ descend to hell?»], CTJ 59.1 (2024): 91-114; J. I. Packer, «¿Por qué el Credo de los apóstoles dice que Jesús descendió al infierno?» [«Why does the Apostle’s creed say that Jesus descended into hell?»], Crossway, 2022, https://www.crossway.org/articles/why-does-the-apostles-creed-say-that-jesus-descended-into-hell/.

[9] O «los infiernos». —Vea «El Credo», en Catecismo de la Iglesia católica, 184, The Holy See, accedido en enero de 2025, https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p1s1c3a2_sp.html.

[10] Hilarion Alfeyev, Cristo el Conquistador del infierno: El descenso al Hades según una perspectiva ortodoxa [Christ the Conqueror of hell: The descent into Hades from an Orthodox perspective] (Crestwood, NY: St. Vladimir’s Seminary Press, 2009), 19. Aquí él habla del Hades como el «infierno», como el subtítulo de su libro muestra claramente.

[11] Varias versiones modernas también prefieren esta traducción (e. g., la DHH, PDT, BLPH y TLA).

[12] E. g., Sampson M. Nwaomah y Simdumise Poswa, «Proclamación de triunfo ante los espíritus encarcelados de 1 Pedro 3:18-22» [«Proclamation of triumph over the spirits in prison in 1 Peter 3:18-22»], JBT 6.4 (2023): 23-38; Daniel M. Doriani, Comentario expositivo reformado: 1 Pedro [Reformed expository commentary: 1 Peter], eds., Richard D. Phillips y Philip Graham Ryken (Phillipsburg, NJ: P&R, 2014), OverDrive, cap. 2; F. F. Bruce, Comentario bíblico internacional [The international Bible commentary] (Carmel, NY: Guideposts, 1979), 1559.

[13] Hay más interpretaciones en cuanto a su identidad, pero todas pueden ser clasificadas en dos categorías: seres angélicos o seres humanos. Para leer en cuanto a otras interpretaciones, vea Shubert Spero, «¿Hijos de Dios; hijas de los hombres?» [«Sons of God, daughters of men?»], JBQ 40.1 (2012): 16.

[14] David L. Beakley, «Los hijos de Dios y lo “contra naturaleza” en Génesis 6:1-4» [«The sons of God and “strange flesh” in Genesis 6:1-4], MSJ 31.1 (2020), 80-81.

[15] Para leer en cuanto a la identidad de los hijos de Dios y las hijas de los hombres, vea Moisés Pinedo, «Los “hijos de Dios” y las “hijas de los hombres” de Génesis 6», EB Global, 2013, https://www.ebglobal.org/articulos-biblicos/los-hijos-de-dios-y-las-hijas-de-los-hombres-de-genesis-6.

[16] El tiempo está limitado a la generación de Noé, y el lugar al Medio Oriente antiguo. El lector puede encontrar más información de trasfondo en los comentarios de Génesis 6-11 de John H. Walton, Victor H. Matthews y Mark W. Chavalas, El comentario IVP de trasfondo bíblico: Antiguo Testamento [The IVP Bible background commentary: Old Testament] (Downers, IL: IVP Academics, 2000).

[17] Por ejemplo, la RVR1960, la LBLA y la TLA tienen «espíritu» con «e» minúscula, mientras que la NVI, la NBV, la NTV y la PDT tienen «Espíritu», indicando el Espíritu Santo. La DHH y la BLPH tienen el sentido de vida o forma espiritual.

[18] Duane Warden, Comentario la verdad para hoy: 1 y 2 Pedro y Judas [Truth for today commentary: 1 & 2 Peter and Jude], ed., Eddie Cloer (Searcy, AR: Resource Publications, 2009), 183. El autor también sugiere una tercera opción que no es relevante en esta interpretación.

[19] Agustín sostuvo este enfoque en su Carta CLXIV; vea Philip Schaff, ed., Padres nicenos y posnicenos [Nicene and post-Nicene fathers] (Peabody, MA: Hendrickson, 1994), 1:515-521.

[20] Vea Warden, Comentario, 187.

[21] Vea John H. Skilton, «Una mirada a algunos problemas antiguos en Primera de Pedro» [«A glance at some old problems in First Peter»], WTJ 58 (1996): 1-9.

[22] La PDT oscurece el significado natural al añadir «porque» al comienzo del versículo 20.