De pecador a santo: Discípulos verdaderos

Resumen

Los discípulos verdaderos de Cristo permanecen en Él y Su Palabra, aman como Él ama y producen fruto espiritual continuo.

— Lectura bíblica recomendada: Juan 8:31-32

Introducción

I. Aunque pudiéramos pasar el resto de la vida hablando de cada uno de los rasgos de la transformación a la imagen de Cristo, consideraremos solamente una muestra de las cosas que Jesús dijo que verificarían que somos de Él.

II. Estos elementos fluyen de la mente al corazón y al uso de nuestro cuerpo.

III. Veremos que estas cosas están unidas y forman un conjunto completo.

Exposición

I. La permanencia en Cristo y Su Palabra.

A. Esta es la fuente de la cual todos los otros elementos fluyen.

B. Se traduce el término «permanecer» como quedar, persistir, continuar, soportar, etc.

C. Note la interacción de Cristo y Su Palabra: Nosotros permanecemos en Su Palabra, y Su Palabra permanece en nosotros (Juan 15:7; Colosenses 3:16); nosotros permanecemos en Él, y Él permanece en nosotros (Juan 15:4-7).

II. El amor a la semejanza del Suyo.

A. La siguiente marca del discipulado que Jesús presentó es el amor moldeado según Su propio ejemplo.

B. Este es uno de los elementos más desafiantes de la permanencia en Él y en Su Palabra.

C. La naturaleza del amor del Señor es más profunda que la naturaleza de lo que el mundo llama «amor».

1. Esto requiere guardar los mandamientos de Dios (Juan 14:15; 1 Juan 5:1-3).

2. Esto demanda acción con el fin de proveer la satisfacción de las necesidades (1 Juan 3:17-19; cf. Santiago 2:14 et seq.).

3. Este es un amor que sirve, un amor como el Suyo (Juan 13:34-35; recuerde Juan 13:1-17).

4. Este amor guía a la disposición de morir por el objeto amado (Juan 15:12-13; 1 Juan 3:16).

III. La producción de fruto.

A. Nuestra marca final del discipulado verdadero es la ejecución tangible de los dos puntos anteriores por medio de nuestras obras regulares (Juan 15:5-8; Lucas 3:8; Gálatas 5:22-24; Efesios 5:8-9; Filipenses 1:9-11).

B. Si declaramos permanecer en Cristo y en Su Palabra, debemos producir el fruto (las obras) revelado en la vida y la Palabra de Cristo; esta es la esencia de la conformación a la imagen de Cristo.

C. Después de todo, somos creados en Cristo con este propósito (Efesios 2:10; 4:17-24).

Conclusión

I. Los frutos específicos que debemos producir son revelados en toda la Escritura (2 Timoteo 3:16-17).

II. Debemos buscar primero el reino de Dios y Su justicia si queremos conformarnos a la imagen de Cristo (Mateo 6:33).