Virtudes olvidadas: el respeto

Resumen

El respeto siempre es lo adecuado. No podemos controlar el comportamiento de otros, pero podemos dirigir nuestra vida.

Las culturas y las sociedades están evolucionando continuamente. Lo que se valora mucho en la lista de virtudes frecuentemente difiere de generación a generación como de lugar en lugar. Parece que en nuestro tiempo tal cambio ocurre extremadamente rápido, en gran parte debido a los medios sociales y otros factores. Esto se aplica al respeto.

El diccionario define el respeto como el «[s]entimiento que se tiene hacia alguien o algo y que hace que se les trate con atención y cuidado, y que se les reconozca un mérito o valor especial».[1] El respeto se relaciona al valor o mérito que asignamos a alguien o algo en nuestra mente y que a la vez influencia nuestras actitudes y acciones hacia tal persona o cosa. Los cristianos son desafiados a permitir que la Palabra de Dios sea el estándar de su respeto a otros.

Se puede encontrar algo de veinte veces la palabra respeto en nuestras versiones, aunque algunas veces se usan otros sinónimos como «honor» o «aprecio».

Usted tal vez pueda recordar la parábola de los labradores malvados en Mateo 21:33-45 (cf. Marcos 12 y Lucas 20). En esta historia, el dueño de la casa plantó y preparó una viña, y la rentó a labradores antes de salir de viaje. Cuando el dueño envió siervos a la viña para que recibieran los frutos, los labradores los golpearon o mataron. Finalmente, el dueño envió a su hijo, «diciendo: Tendrán respeto a mi hijo» (vs. 37), pero ellos no lo respetaron. En cambio, lo mataron, pensando que así se quedarían con la viña. Sin embargo, así como el dueño estuvo equivocado en cuanto a lo que ellos harían con su hijo, ellos estuvieron equivocados en cuanto a su intento de adueñarse de la viña (vss. 40-41).

Este no es un relato histórico real; es una parábola: una historia terrenal con un significado espiritual. En breve, la parábola describe el rechazo judío de los profetas y el Hijo de Dios, y por ende, el rechazo del reino de Dios. Pero esta historia que Jesús contó también es útil para entender el tema del respeto.

¿Por qué los labradores no respetaron a los siervos que habían sido enviados a ellos, y finalmente al hijo del dueño? Fue porque tales siervos se interpusieron en sus metas. Ellos creían que sus intereses tenían más valor que incluso la vida de los siervos y del hijo del dueño. Básicamente, ellos no los consideraban como seres humanos, o al menos pensaban que tenían menos valor que sus propios intereses.

La falta de respeto por otros es el resultado de la visión egoísta o defectuosa. Se produce en la vida de alguien que está obsesionado con su propia vida y con lo que quiere, alguien que tiene un enfoque exagerado en cuanto a sí mismo. Si usted no está en el camino de tal persona, entonces no hay problema, pero si lo está, él puede caminar por encima de usted con poca reflexión. En algunos casos, puede no haber una razón maliciosa, pero se causa daño ya que tal persona tiene la mirada ofuscada.

Se manda a los cristianos: «Pagad a todos lo que debéis: […] al que respeto, respeto; al que honra, honra» (Romanos 13:7). El contexto tiene que ver con las autoridades civiles, de las cuales se dicen que son establecidas por Dios. El hijo de Dios debe someterse a las autoridades gubernamentales siempre y cuando estas no le dicten algo en conflicto con las leyes de Dios (vea Hechos 5:29). No debemos brindar respeto a las autoridades gubernamentales simplemente porque nos gustan, sino debido al honor que Dios les ha asignado.

La responsabilidad de mostrar respeto a otros es crucial cuando se trata de aquellos con los cuales estamos en desacuerdo. El respeto se eleva más que a un simple acuerdo o gusto. Realmente, respetamos a otros porque ellos han sido hechos a la misma imagen de Dios (Génesis 1:27) y porque Cristo murió por ellos.

Considere esto: Dios ha comisionado a Sus hijos que se opongan a la enseñanza falsa (cf. 1 Tesalonicenses 5:21; 2 Timoteo 4:1-4) y defiendan la verdad de Su Palabra, pero Pedro dijo que lo deben hacer «con gentileza y respeto» (1 Pedro 3:15, NVI). El desacuerdo fuerte con aquellos que enseñan doctrinas falsas no es una razón para la falta de respeto. El respeto no quiere decir que estemos de acuerdo con ellos, sino significa que todavía los estimamos. Los cristianos no debemos discutir como el mundo lo hace. Nuestra capacidad de influenciar a otros no tiene mucho que ver con el mejor argumento, sino con el carácter adecuado (y respeto) que exhibimos.

Piense en los puntos que son contraculturales. En 1 Pedro 2:18, se dijo a los siervos que se sometieran con todo respeto a sus amos, no solamente a los amables, sino también a los que son difíciles de soportar. Esta no es una promoción de la servidumbre, sino es una exhortación que reconoce lo que es más importante. El respeto se relaciona a nuestra identificación y la identificación de los demás. La experiencia de situaciones difíciles es una prueba que Dios, con nuestro consentimiento, puede usar para el desarrollo de nuestro carácter (vea Santiago 1:2-4). Este también puede ser el único sermón que un alma puede ver o escuchar. Esta es la razón que se brinda a una mujer para exhibir un carácter noble ante su esposo que no es creyente (1 Pedro 3:1-6).

¿Cómo podemos mostrar respeto ante otros?

  1. Recuerde que esto comienza con la formación adecuada (bíblica) de pensamientos en cuanto a otros. La lectura y el estudio de la Palabra de Dios nos ayudará a pensar adecuadamente.

  2. Escuche a los demás (vea Santiago 1:19). Esto muestra que los apreciamos y que ellos nos importan (lea Filipenses 2:3-4).

  3. Diríjase a otros y hable con ellos de manera adecuada. Nunca considere a alguien o trate a alguien como si fuera simplemente un medio para conseguir algo. En cambio, trate de dar preferencia a los demás.

  4. Haga del respeto un enfoque continuo. Esto es crucial, ya que solemos hacer las cosas en que nos enfocamos. En nuestra vida diaria, es fácil olvidar completamente a los demás y enfocarnos en nosotros mismos.

  5. Autoanalícese para ver si no ha actuado con respeto. Por ejemplo, al final del día, considere sus interacciones. ¿De qué manera pudiera haber sido más respetuoso en cierta circunstancia?

Conclusión

El respeto siempre es lo adecuado. No podemos controlar la manera en que otros se comportan, pero podemos dirigir nuestra vida. Frecuentemente, los que respetan a otros cosechan también grandes bendiciones (vea Gálatas 6:7). Incluso si este no es el caso, todavía podemos tener paz mental y saber que hemos honrado a Dios de esta manera.

Ciertamente, el respeto es una virtud que podemos desarrollar más diariamente. Esto no solo hará del mundo un mejor lugar, sino también hará que nuestra vida sea más satisfactoria. «Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey» (1 Pedro 2:17).

[1] «Respeto», Diccionario del estudiante, RAE, accedido el 22 de octubre de 2024, https://www.rae.es/diccionario-estudiante/respeto.