Recuerdos familiares: «¿Quién sería un buen esposo?»

Resumen

Ya que nuestros hijos no vivirán con nosotros para siempre, al menos no en esta tierra, ¿está preparándolos para partir?

Mi esposa estaba hablando con Melanie (de seis años en ese tiempo) en cuanto a la necesidad de buscar buenos amigos, y luego añadió que, un día, Melanie tendría que escoger un buen joven como esposo. Melanie protestó rápidamente: «¡Yo nunca me casaré; voy a vivir con ustedes para siempre!».

Mi esposa la calmó y le dijo: «Está bien. Pero supongamos que decidieras casarte. ¿Cuál de tus amigos piensas que sería un buen esposo?». Con poca disposición, Melanie mencionó los nombres de dos de sus amigos de la iglesia, y luego añadió: «Pero si papá fuera más joven, ¡me casaría con él!».

Mientras escribo estas pocas líneas, debo informar al lector, con «asombro escéptico», que esa pequeña niña inocente acaba de quebrantar esa promesa temprana. Ha decidido que yo soy demasiado viejo para ella, ha olvidado a esos dos pequeños niños a quienes mencionó por nombre, y ha hecho lo mismo que insistentemente había prometido en sus años de infancia que nunca haría; y sin embargo…, estoy agradecido a Dios por esto.

Ya que Melanie es mi hija mayor y la primera en tomar el paso hacia el altar, se me preguntó por varias semanas si estaba listo para que ella partiera. He respondido: «Sea que esté listo o no, esto sucederá. Pero nosotros la criamos para partir, así que es más fácil aceptar esto».

Los padres debemos aceptar que, aunque queramos que esto sea diferente, nuestros hijos no fueron hechos para vivir con nosotros para siempre, al menos no en esta tierra (cf. Génesis 2:24). Por tanto, debemos prepararlos para partir y unirse con aquellos que tomarán sus manos para andar con ellos por el resto del camino.

Al preparar sus mentes y corazones para esta nueva etapa de la vida, los padres deben inculcar muy temprano en sus hijos la necesidad de buscar a una persona conforme al corazón de Dios (1 Samuel 13:14). El padre debería ejemplificar para sus propias hijas el ideal de un esposo amoroso y fiel que es el líder de su hogar (Efesios 5:25-30). La madre debería ejemplificar para sus propios hijos el ideal de una esposa amorosa y sumisa que es la administradora de su hogar (Efesios 5:22-24; Tito 2:5). No solamente deberían ejemplificar esto para ellos, sino también, por medio de la instrucción piadosa constante, deberían inculcar en ellos el deseo de llegar a ser esto y buscar esto (cf. 2 Timoteo 3:14-15).

¿Está preparando a sus hijos para partir?