Recuerdos familiares: «¿Cuánto cuesto?»

Resumen

¿Está criando a sus hijos en vista de que sus almas tienen el valor más grande y que continuarán existiendo en la eternidad?

Un día, mientras mi esposa ordenaba el clóset, Melanie (de alrededor de cuatro años en tal tiempo) entró a ayudar a mamá. Ella miró la balanza en el piso, se paró sobre ella y preguntó: «Mamá, ¿cuánto cuesto?».

En nuestra sociedad, ha llegado a ser común valorar a otros por la clase de autos que manejan, las ropas que visten, el estatus que tienen, y tristemente, los números en sus balanzas. Sigmund Freud una vez dijo: «Es imposible eludir la impresión de que la gente usa comúnmente estándares falsos de medida: que ellos buscan poder, éxito y riqueza para sí mismos, que admiran tales cosas en otros, y que subestiman lo que tiene valor real en la vida».[1]

Es triste que los estándares falsos del mundo lleguen a ser los estándares pragmáticos del hogar. Es triste que padres cristianos se enfoquen más en la edificación de una casa física que de un hogar espiritual (cf. Efesios 6:4); es triste que un padre cristiano se enfoque más en los pasatiempos, el césped y los autos que en ser un líder amoroso y guía de su hogar (Efesios 5:25-28); es triste que una madre cristiana se enfoque más en lucir «joven» y a la moda que en ser un ejemplo piadoso y sumiso para su familia (Efesios 5:22-24); es triste que un joven cristiano se enfoque más en lo que tiene en su bolsillo que en lo que tiene en su corazón (Proverbios 22:1); y es triste que una joven cristiana se enfoque más en su apariencia en el espejo que en su apariencia delante de su señor (Proverbios 31:30). Ciertamente, es triste que un cristiano continúe su camino ignorando completamente el valor real de la vida humana. «¿Cuánto cuesto?».

De manera interesante, Jesús respondió la pregunta que mi pequeña hija hizo años atrás. Él dijo a Sus discípulos: «Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos» (Mateo 10:31). Desde luego, cuando Jesús dijo eso, Sus discípulos no estuvieron parados sobre balanzas; Él estuvo hablando en cuanto a la vida humana en conexión con el alma (vs. 28). Él luego añadió: «Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?» (Mateo 16:26).

El valor de la vida humana no es medido por ningún estándar físico; la belleza es vana (Proverbios 31:30), las riquezas son inciertas (1 Timoteo 6:17), y la vida misma es como neblina que aparece por poco tiempo y luego se desvanece (Santiago 4:14). ¿Estamos criando a nuestros hijos en vista de que sus almas tienen el valor más grande y que continuarán existiendo en la eternidad?

[1] Mark Solms, ed. La edición estándar revisada de las obras psicológicas completas de Sigmund Freud [The revised standard edition of the complete psychological works of Sigmund Freud], vol. 1, trad. James Strachey (Londres: The Institute of Psychoanalysis, 2024), 59.