¿Realmente importa la manera en que «sea salvo»?

Resumen | Jesús ofrece salvación verdadera al hombre, pero ¡Él es el único camino por el cual el hombre puede alcanzar la salvación! |
La pregunta: «¿Realmente importa la manera en que “sea salvo”?» es algo cómica, pero la salvación —el perdón de pecados y la preparación para nuestro encuentro con Dios en el Juicio— es muy seria como para considerar el tema de manera trivial. Si fuera cierto que se obtuviera la salvación por cualquier procedimiento, la manera en que alguien sería salvo no importaría. Sin embargo, la pregunta supone un hecho que no ha sido probado: que se logra la salvación de varias maneras o según la elección propia.
Primero, definamos «pecado» y contra quién se lo comete. El pecado es la violación de la instrucción bíblica inspirada: «Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley» (1 Juan 3:4). Dios es ofendido cuando se transgrede Sus leyes: «He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír» (Isaías 59:1-2).
Segundo, ¿quién ha pecado? A pesar de las intenciones de hacer lo bueno, toda persona que ha llegado a una edad de madurez física ha pecado. «Como está escrito: No hay justo, ni aun uno. […] por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios» (Romanos 3:10, 23). «Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. […] Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros» (1 Juan 1:8, 10).
Tercero, la ley de Dios que rige hoy es el Nuevo Pacto (Mateo 26:28; Hebreos 8:13) o el Nuevo Testamento (Hebreos 9:16-18), también referido como el Evangelio (Romanos 1:16; Gálatas 1:6-7), la verdad (Romanos 2:8; 2 Corintios 13:8; Efesios 4:15) o la Palabra de Dios (Hechos 6:7; 1 Tesalonicenses 2:13).
Cuarto, para aquellos que viven hoy, el plan de Dios para la redención humana se encuentra en el Nuevo Testamento. Varios pasajes incluyen elementos que pertenecen a la redención humana; aquí señalaremos algunos. Jesús resumió el plan de redención divino de esta manera en Marcos 16:16: «El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado». La fe bíblica en la identidad de Jesús (Juan 8:24), juntamente con la inmersión en agua (Hechos 8:38; Romanos 6:3-5) para la remisión de los pecados (Hechos 2:38), da como resultado la salvación de los pecados pasados (Romanos 3:25). Sin fe, el alma permanece perdida, y como vemos en Marcos 16:16, en esa condición espiritual perdida, el bautismo ni siquiera es mencionado ya que llega a ser inútil.
En Lucas 13:3, Jesús demandó el arrepentimiento como una condición de la salvación. Lea Hechos 2:38 y note que el arrepentimiento precede al bautismo y la salvación. Nuestro Señor también requirió confesar y reconocer la fe en Él delante de otros (Mateo 10:32; Romanos 10:9-10).
En conclusión, la salvación solamente está disponible a través de Jesús, no a través de ningún otro. Jesús dijo: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí» (Juan 14:6). «Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos» (Hechos 4:12). Jesús salva a aquellos que Lo obedecen: «El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero» (Juan 12:48). Jesús, «habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen» (Hebreos 5:9). Jesucristo añade a los salvos a la iglesia (Hechos 2:47), aquellos que en el mismo contexto de Hechos 2 se arrepintieron y fueron bautizados (vss. 38-41).
Después que alguien llega a ser un hijo de Dios, un cristiano, el pecado todavía puede entrar en su vida. Pero hay diferencia entre los pecadores que no han sido perdonados, y los que lo han sido: los cristianos. El hijo de Dios puede arrepentirse y orar a Dios para recibir el perdón de esos pecados. Adicionalmente, si el cristiano fuera culpable de algún pecado de ignorancia, se le perdonará siempre y cuando él continúe practicando el cristianismo fielmente: «pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado» (1 Juan 1:7).
Ciertamente, importa la manera en que un alma trate de alcanzar la salvación. Jesús otorga el perdón de pecados solamente según la voluntad de Su Nuevo Testamento. Aquellos que creen que Jesús de Nazaret es el Cristo (el Hijo de Dios, el Mesías y el Salvador), que subsiguientemente se arrepienten de sus pecados y están dispuestos a confesar o reconocer su creencia abiertamente, y que voluntariamente imitan la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo por medio de la inmersión en agua para el perdón de pecados, el bautismo, obtienen la salvación, son añadidos a la iglesia y llegan a ser cristianos. Jesús dijo: «De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador. Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es» (Juan 10:1-2). Jesús ofrece salvación verdadera; ¡Él es el único camino por el cual la humanidad puede ser salva!
Publicado el 14 de julio de 2025 en www.ebglobal.org. Traducido por Moisés Pinedo. Título original en inglés, «Does it really matter how I’m saved?», en Gospel Gazette 27.7 (2025): 16.