¿Qué debe atraer la atención de otros?

Resumen

La vida cristiana está fuera de lo ordinario. Si vive por Jesucristo, atraerá la atención de la gente. Diríjala a Dios.

¿Qué es lo que atrae la atención de otros en cuanto a usted? ¿Su voz grave? ¿Su atractivo físico? ¿Sus instintos agudos? Recuerde lo que Jesús dijo: «Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos» (Mateo 6:1). La gente nos notará. Si hace algo, o incluso si no hace nada, la gente lo notará.

Pero ¿de qué manera estamos atrayendo la atención de la gente? No es inherentemente malo atraer la atención de otros; en realidad, no se puede vivir como cristiano sin que la gente lo note. Pedro escribió: «manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras» (1 Pedro 2:12). Note que los «gentiles» observan las «buenas obras» de los cristianos. Ellos nos observan. ¿Qué es lo que atrae la atención de otros en cuanto a usted?

Durante el reino de Luís XIV, el duque Antonio Nompar de Caumont atrajo la atención de muchos. Él era pequeño en estatura, sin mucho atractivo físico, pero tenía una personalidad llamativa. Él se involucró en muchos comportamientos cuestionables, pero su personalidad era tan impredecible y misteriosa que atrajo el interés de mucha gente. Pablo Picasso hizo lo que pudo para conservar su lugar y arte en la atención pública. Si pensaba que su arte estaba llegando a ser predecible, cambiaba su estilo. En su opinión, era mejor producir arte feo y ser notado que producir arte predecible y ser ignorado.

Nuestra sociedad está siendo propulsada por gente de personalidad llamativa, sea en la política, los deportes u otros campos. Pero, aunque los cristianos no debemos tener miedo de ser distinguidos, debemos tener cuidado de no dirigir la atención a nosotros mismos. Debemos dirigir la atención de otros a Jesucristo y Su Evangelio. Eso es lo que Jesús hizo; Él atrajo la atención de grandes multitudes, pero la Biblia dice consistentemente que, cuando realizó milagros, las multitudes terminaron alabando a Dios en vez de a Jesús.

Nosotros podemos hacer lo mismo si vivimos de la misma manera. Ocúpese en hacer lo bueno. Ocúpese en enseñar y defender la verdad de Jesucristo. Ocúpese en ser amable, compasivo, paciente y considerado (como el fruto del Espíritu requiere; Gálatas 5:22-23), y dirija la atención de la gente al Hijo de Dios.

En nuestra sociedad, la vida cristiana está fuera de lo ordinario. Si vive por Cristo, atraerá la atención de la gente. Diríjala a Dios.