La abundancia de todas las cosas

Resumen

Ciertamente los Estados Unidos ha sido «la tierra deseable», pero puede ser convertida en desierto si Dios así lo quiere.

Pregunta

«¿Es la prosperidad económica de los Estados Unidos una indicación de que la nación está agradando a Dios?».

Respuesta

No hay duda de que la riqueza sin precedente y la superioridad tecnológica de los Estados Unidos han sido resultados directos de las bendiciones que Dios ha concedido a la nación por más de doscientos años (cf. Salmos 33:12). Sin embargo, no debemos pensar en absoluto que Él continuará Su favor indefinidamente si, como nación, continuamos desviándonos de los principios de la moralidad cristiana en que nuestra república fue fundada. No podemos suponer que, ya que la existencia nacional permanece intacta y que la mayoría de la gente continúa disfrutando comodidad física generosa, Dios está complacido o no tiene intención de suprimir Sus bendiciones. De hecho, trágicamente, parece que los Estados Unidos se dirige al mismo estado nacional al cual Israel se dirigió. Dios advirtió lo que sucedería un día si ellos ignoraban los mandamientos divinos para la vida.

Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de todas las cosas, servirás, por tanto, a tus enemigos que enviare Jehová contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte (Deuteronomio 28:47-48).

Una descripción exacta de los Estados Unidos es que disfrutamos «la abundancia de todas las cosas». A la vez, la pobreza espiritual se ha extendido como una plaga a través de la tierra. La abundancia que los norteamericanos disfrutan cada día debería instarles a conducirse piadosamente ante el gran Gobernante del universo. Pero una gran parte de la población está dirigiéndose a un precipicio de depravación moral, lujo excesivo, hedonismo e incredulidad. Debido a esto, deberíamos esperar las mismas consecuencias que los israelitas enfrentaron (2 Reyes 17 y 25). Considere lo que Dios expresó a través del profeta Zacarías:

Así habló Jehová de los ejércitos, diciendo: Juzgad conforme a la verdad, y haced misericordia y piedad cada cual con su hermano; no oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano. Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír; y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos. Y aconteció que así como él clamó, y no escucharon, también ellos clamaron, y yo no escuché, dice Jehová de los ejércitos; sino que los esparcí con torbellino por todas las naciones que ellos no conocían, y la tierra fue desolada tras ellos, sin quedar quien fuese ni viniese; pues convirtieron en desierto la tierra deseable (7:9-14).

Ciertamente los Estados Unidos ha sido «la tierra deseable», pero ella puede ser convertida en desierto si Dios así lo quiere.