¿Guían todos los caminos al cielo?
Resumen | Un concepto popular dice que las muchas religiones son solo diferentes caminos que guían al cielo. ¿Qué dice la Biblia? |
Dos hermanas solían salir los domingos en las tardes con el fin de conducir sin rumbo. Daban vueltas al azar en intersecciones, conducían por caminos nuevos, cada vez alejándose más y teniendo una aventura interesante cada semana. Los puntos de partida y final eran los mismos, pero los caminos siempre eran diferentes.
¿Se aplica esto al cielo? Este es un punto de vista común. Dalai Lama XIV dijo: «La gente toma diferentes rumbos en busca de satisfacción y felicidad. El hecho de que no estén en su mismo rumbo no significa que se hayan perdido». Muchos creen que todas las religiones son esencialmente iguales—caminos diferentes al mismo cielo. Supuestamente, al final, todos—los judíos, los budistas, los hindúes, los musulmanes, los católicos, los bautistas, los metodistas, los episcopales, los presbiterianos, los luteranos, los mormones (e incluso tal vez los ateos, agnósticos, humanistas, comunistas y paganos)—terminarán en el mismo lugar.
La Biblia no siempre confirma la cultura políticamente correcta. ¿Enseña que todos los caminos religiosos guían al mismo lugar?
Decir que un camino es tan bueno como otro contradice el sentido común y las Escrituras
Los viajeros saben que no todos los caminos conducen a donde quieren ir. Si vive en Birmingham, quiere ir a Atlanta y toma la Interestatal 22 hacia al oeste, nunca llegará a tal lugar.
La Escritura habla en cuanto a «caminos», y usa esta palabra como sinónimo de la vida (Proverbios 1:15; 9:6; 13:15; Hechos 16:17; 18:26; 24:14). Enseña que una persona puede tomar el camino equivocado: «Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte» (Proverbios 14:12; cf. 16:25).
Jesús dijo: «Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan» (Mateo 7:13-14). Él clasificó la vida en dos opciones: un camino estrecho y difícil que guía al cielo, y un camino ancho y fácil que guía al infierno. Hay solamente dos religiones: la verdadera y la falsa.
En asuntos de menor importancia, la gente no piensa que algo es igual a otro. Cuando alguien busca una esposa, ¿es una mujer poco atractiva y gruñona tan buena como una mujer atractiva y amable? Si alguien necesita una operación cerebral, ¿sería un pediatra tan bueno como un neurocirujano certificado? ¿Le dice alguien a un farmaceuta que no importa la medicina que le dé?
La vida piadosa difiere de la vida mundana como la luz difiere de la oscuridad (Gálatas 5:19-23; Tito 2:11-14). Dios requiere justicia (Miqueas 6:8; Mateo 5:20). Nadie entrará al cielo para contaminarlo, incluyendo los incrédulos, los abominables, los homicidas, los inmorales, los hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos (Apocalipsis 21:8,27).
Decir que una religión es tan buena como otra es un insulto a Jesús
El hombre insolente inventa una religión y luego dice a otros que pueden ser salvos a través de ella, o que ellos serán condenados si no la creen. Este es un pecado atrevido (Salmos 19:13; Romanos 10:3; 1 Timoteo 4:1; 2 Timoteo 4:3-4). Usurpa la prerrogativa de Dios. Solamente Jesús puede decir: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí» (Juan 14:6).
El cristianismo no es simplemente otra religión:
debido a la identidad de Jesús. Decir que Jesús es solo un líder religioso entre otros implica que es simplemente un hombre. Cuando Pedro cometió tal error en la transfiguración, Dios inmediatamente lo corrigió, diciendo: «Este es mi Hijo amado…; a él oíd» (Mateo 17:5). Ni Buda, ni el papa, ni Mahoma, ni Confucio, ni Martín Lutero, ni Juan Calvino, ni John Knox, ni José Smith, ni Charles Russell, ni Mary Baker Eddy, ni ningún otro líder religioso está al nivel de Jesús.
Jesús es el Unigénito de Dios (Juan 3:16), el único Salvador del hombre (Hebreos 7:25) y el Rey del mundo (Salmos 89:27; 1 Timoteo 6:15). Él tiene toda autoridad en el cielo, en la tierra y en la eternidad (Mateo 28:18; Efesios 1:20-22). Los ángeles Lo adoran (Hebreos 1:6). Dios «le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla…y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre» (Filipenses 2:9-11).
debido a lo que Jesús hizo. Ninguna religión ha costado tanto (Hechos 20:28). Jesús renunció al cielo, llegó a la tierra como un hombre (Juan 1:14), nació en una familia pobre (2 Corintios 8:9), trabajó como carpintero (Marcos 6:3), y permaneció separado de Su Padre por treinta y tres años (cf. Juan 17:5). Fue tentado profundamente y perseguido injustamente (Lucas 4:1-13; 22:44; Juan 8:48; Hebreos 4:15). Permitió que Sus enemigos Lo arrestaran, se burlaran de Él, Lo golpearan y abusaran de Él; también que pusieran una corona de espinas en Su cabeza, Le quitaran Sus ropas, Lo clavaran a una cruz y Le quitaran la vida (Mateo 27:27-50).
Todo esto fue voluntario—Él tenía el poder de defenderse, pero no lo hizo (Mateo 26:53; Juan 10:18; Isaías 53:7). Ningún otro fundador ha muerto por la humanidad. Ningún otro pudiera haberlo hecho, ya que la justicia de Dios requería una ofrenda impecable (Romanos 3:23-26), y Jesús es el único Hombre sin pecado de toda la historia humana (1 Pedro 2:21-22).
debido a lo que Jesús está haciendo. El cristianismo es la única religión con una tumba vacía y un Salvador vivo (Mateo 28:6; Hechos 1:9). Jesús está sentado a la diestra de Dios, bendiciendo a Su pueblo. Él salva a los pecadores arrepentidos cada día, añadiendo sus nombres al libro de la vida (Hechos 2:47; Apocalipsis 21:27). Él prepara para cada uno un lugar en el cielo (Juan 14:2). Invita a los cristianos a acercarse confiadamente al trono de la gracia y requerir ayuda (Hebreos 4:16). Ayuda en la tentación (1 Corintios 10:13), fortaleciendo a los santos (Filipenses 4:13). Cuida de Su iglesia (Apocalipsis 1:10-2:1), nutriendo a las congregaciones (Efesios 5:29). Él es el Mediador entre Dios y el hombre, y aboga por los cristianos cuando ellos pecan (1 Timoteo 2:5; 1 Juan 2:1).
debido a lo que Jesús hará. Un día cada uno se presentará ante Jesús para dar cuenta de la manera en que ha vivido (Mateo 25:31-33; Juan 5:22-23; 2 Corintios 5:10). Los libros serán abiertos—la Biblia, el libro de la vida, el registro de las obras de cada persona (Juan 12:48; Apocalipsis 20:12).
Nadie se presentará delante de ningún otro fundador para ser juzgado mediante otro libro. Jesús es la puerta de las ovejas (Juan 10:9). Todo el que busca el cielo a través de otra persona sigue a un ladrón que guía a la destrucción (Juan 10:1,10).
En tal gran día, se requerirá un pasaporte que muestre la ciudadanía en el cielo (Filipenses 3:20; Juan 3:5; Gálatas 3:27). Debe tener un sello con el nombre «Jesús». No hay otro nombre bajo el cielo en que podamos ser salvos (Hechos 4:12). Una canción antigua dice: «Mi fe está fundada en nada menos que la sangre de Jesús y Su justicia. No me atrevo a confiar en la fortaleza física más grande, sino dependo completamente del nombre de Jesús».[1]
Decir que una iglesia es tan buena como otra descarta cuatro mil años de obra divina
La mente omnisciente de Dios planeó la iglesia perfecta para la humanidad. Por cuatro mil años (todo el Antiguo Testamento), Su mano omnipotente realizó el trabajo preparatorio durante la historia (Gálatas 4:4), la religión (Gálatas 3:24) y la expectativa (Mateo 11:2-3; Juan 4:25). En el año 33 d. C., Su Espíritu eterno hizo a la iglesia una realidad y abrió sus puertas para todas las generaciones (Hechos 2).
Entonces, ¿cómo cree que Dios Se siente cuando la gente dice que una iglesia es tan buena como otra? ¿No Le importa que la gente rechace a Su iglesia por otra que le guste mejor o que haya sido transmitida por tradición familiar? Decir que Su iglesia no es mejor que otra es decir que el hombre es más sabio que Dios (1 Corintios 1:19-20). Como Él dijo a Samuel, «no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos» (1 Samuel 8:7).
La iglesia de Cristo es la única iglesia revelada por el cielo (Mateo 16:18). El propósito eterno de Dios fue salvar al hombre en la iglesia (Efesios 3:10-11).
Cuando el hombre pecó en el Edén, cuatro mil años antes de Cristo, Dios reveló Su plan para la preparación de la iglesia (Génesis 3:15).
Tres mil años antes de Cristo, prefiguró a la iglesia en el arca de Noé (Génesis 6:9; 1 Pedro 3:20-21; 2 Pedro 2:5).
Dos mil años antes de Cristo, prometió a Abraham que bendeciría a todas las naciones a través de él (Génesis 12:1-3), lo cual se cumplió en la iglesia (Gálatas 3:7).
Mil quinientos años antes de Cristo, dio planes para el tabernáculo, un tipo de la iglesia (Éxodo 25-40). Proveyó ciudades de refugio (Números 35:9-11; Hebreos 6:18), otro tipo de la iglesia (Mateo 19:14; Romanos 8:35).
Mil años antes de Cristo, prometió a David que uno de sus descendientes Se sentaría en su trono (2 Samuel 7:12-14). Ese descendiente es Cristo (Mateo 1:1), y Él Se ha sentado en ese trono en Su reino, que es la iglesia (Mateo 16:18-19).
Setecientos años antes de Cristo, nombró el lugar del comienzo de la iglesia (Jerusalén) y su plan de crecimiento (la invitación de los ciudadanos) [Isaías 2:1-3; Marcos 16:15; Hechos 1:8; 2:1-47].
Luego, en el cumplimiento del tiempo, Dios envió a Jesús (Gálatas 4:4); cuando el tiempo fue perfecto, Jesús envió al Espíritu para establecer la iglesia (Juan 15:26; Hechos 1:8; 2:4).
Desde el tiempo que Jesús ha dado origen a la primera iglesia, los hombres han fundado miles más. ¿Acepta Jesús toda denominación que el hombre inventa y llama «cristiana»? Él no acepta a ninguna de ellas (Mateo 15:13). ¿Por qué aceptaría Él una nueva iglesia que compitiera con la Suya y añadiera confusión en el mundo (1 Corintios 14:40)? Jesús edificó (Mateo 16:18), murió (Hechos 20:28) y salva (Efesios 5:25) solamente a Su iglesia.
Nadie puede modificar el cristianismo y luego esperar ser salvo por medio de tal invento. Los predicadores deben predicar todo, y solamente todo, el consejo de Dios (Hechos 20:20; 2 Timoteo 4:2). Los ancianos pueden atar y desatar solamente aquello que ha sido atado y desatado en el cielo (Mateo 16:19). Cambiar, añadir o sustraer del Nuevo Testamento evita la bendición de Dios (Gálatas 1:6-9; Apocalipsis 22:18-19). Solamente el Evangelio tiene el poder de salvar (Romanos 1:16).
A ningún hombre jamás se le ha dado licencia para comenzar una nueva clase de iglesia—sea en el tiempo apostólico o en el nuestro (cf. Colosenses 3:17; 2 Timoteo 2:2). Los cristianos tienen autoridad solamente para establecer nuevas congregaciones de la iglesia del Señor (Hechos 9:31). Para que tales congregaciones sean aceptables, deben ser idénticas a Su iglesia en:
Nombre—el nombre Cristo, no de un hombre (Romanos 16:16).
Fe—la deidad y señorío de Jesús (1 Juan 2:22).
Adoración—en espíritu y en verdad; comunión, predicación, oración, canto a capella y contribución semanal (Juan 4:24; Hechos 2:42; Colosenses 3:16).
Plan de salvación—oír, creer, arrepentirse, confesar, bautizarse y ser fiel (Hechos 2:38,42; 8:35-40; 22:16).
Organización—ancianos, diáconos, predicadores y miembros (Hechos 14:23; Filipenses 1:1; 1 Timoteo 3:1-13; Hebreos 13:17).
Doctrina/práctica—como en el Nuevo Testamento (Hechos 2:42; 2 Timoteo 3:17; Judas 1:3). Él quiere que todas las iglesias estén unidas (Juan 17:20; 1 Corintios 1:10).
Solamente una iglesia se conforma a todos estos criterios. «Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él» (Jeremías 6:16).
En la leyenda griega, el Minotauro era un monstruo que devoraba a los niños. Vivía debajo de la tierra en un laberinto de cuevas y pasajes. El joven Teseo se ofreció a derrotarlo, tomó su espada, se internó en la oscuridad y mató a la bestia. La gente temía que nunca regresaría. Él había tomado muchos caminos y atravesado muchas puertas. Sin embargo, su amada estaba confiada, ya que antes que él se hubiera marchado, ella había atado una cuerda alrededor de sus cinturas. Ella solamente tenía que seguir la cuerda.
El mundo es un laberinto religioso oscuro. La mayoría ha tomado caminos equivocados. Dios ha lanzado una cuerda de salvación llamada el Evangelio. Tome Su cuerda de esperanza.
«Examina la senda de tus pies» (Proverbios 4:26).