Introducción Breve a la Iglesia de Cristo
Hay muchas religiones en el mundo. Según La Enciclopedia Cristiana Mundial, hay 19 religiones principales subdivididas en 270 grupos grandes y muchos otros más pequeños. Entre las que se denominan como religiones “cristianas”, se ha identificado algo de 34,000 grupos distintos (Barrett, et.al., 2001). Con tantas religiones y fragmentaciones cristianas en el mundo, la pregunta es ¿cuál es la iglesia que Cristo dijo que edificaría en Mateo 16:18?
Para responder esta pregunta, se debe acudir a la única fuente que contiene la verdad de Dios—Su Palabra (Juan 17:17). Entonces, ¿qué revela la Biblia en cuanto a la iglesia que Cristo edificó?
LA IGLESIA DE CRISTO: SU NATURALEZA
Primero, se debe comenzar definiendo la palabra “iglesia”. Hoy la gente piensa generalmente en la iglesia como un edificio de adoración religiosa, y ciertamente esta es una de las definiciones que los diccionarios modernos incluyen (vea “Iglesia”, 2015). Pero el Nuevo Testamento usa la palabra “iglesia” para hacer referencia al cuerpo de seguidores de Cristo (cf. 1 Corintios 14:23). Por ende, registra que la iglesia escucha y habla (Mateo 18:17; Hechos 11:22), puede sentir temor (Hechos 5:11), puede ser perseguida y maltratada (Hechos 8:1-3; 12:1), puede tener paz (Hechos 9:31), puede orar (Hechos 12:5), puede ser saludada (Hechos 18:22) y puede ser alimentada (Hechos 20:28).
El término que el Nuevo Testamento usa para “iglesia” es ekklesia (de dos palabras griegas compuestas que significan “llamar fuera”). Se usa técnicamente para denotar una asamblea o congregación (Vine, 1999, 2:90-91). Y en el sentido espiritual, es la congregación o grupo que ha sido “llamado fuera del mundo para entrar al reino de Cristo” (Lenski, 1943, p. 627; cf. Colosenses 1:13).
LA IGLESIA DE CRISTO: SU IDENTIFICACIÓN
La iglesia de Cristo está constituida de aquellos que son el pueblo de Dios en el Nuevo Testamento, ¿pero cómo podemos identificarla en medio de tantas religiones? Considere tres aspectos distintivos de la iglesia:
Su Fundamento
En Mateo 16:18, Jesús prometió: “…sobre esta roca edificaré mi iglesia”. Ya que el verbo “edificaré” está en tiempo futuro, entonces se puede concluir fácilmente que la iglesia no estaba constituida para el tiempo en que Jesús pronunció tales palabras. Él también indicó que la iglesia sería edificada sobre la roca, la cual hace referencia a la confesión que Pedro justo había hecho en cuanto a Jesús: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16). Es decir, la iglesia sería edificada sobre el fundamento o verdad que apuntaba a Jesús como Cristo y Señor (1 Corintios 3:11).
En Hechos 1, leemos que los apóstoles estaban en Jerusalén, esperando la promesa de Cristo para la recepción del Espíritu y el comienzo de la iglesia (vs. 8). Cuando llegó el Día de Pentecostés (algo de 50 días después de la crucifixión de Jesús, ca. 33 d.C.—Hechos 2), el Espíritu descendió sobre los apóstoles (vss. 3-4), y Pedro, a quien se había prometido dar las llaves del reino (Mateo 16:19), es decir, la oportunidad de dar la bienvenida al reino o la iglesia, comenzó a predicar en cuanto a Cristo. Después de persuadir a la audiencia en Jerusalén en cuanto a su culpabilidad en la muerte de Jesús, declaró que “a este Jesús…, Dios le ha hecho Señor y Cristo” (Hechos 2:36). Entonces, como Jesús había prometido (Mateo 16:18), esta confesión de Su mesiazgo y deidad (la misma confesión de Pedro en Mateo 16:16), llegó a ser la roca o fundamento para el comienzo de la iglesia. Ese mismo día Pedro presentó las condiciones del perdón y la entrada al reino o la iglesia (Hechos 2:38), y más de 3,000 personas recibieron la Palabra y fueron bautizadas y añadidas a la iglesia (vss. 41,47). Esta es la primera vez en la Biblia que leemos de la existencia de la iglesia en tiempo presente.
¿Qué iglesia era esta? Jesús dijo, “edificaré mi iglesia” (Mateo 16:18), así que esta era la iglesia de Jesús. Esta no era una denominación entre muchas otras denominaciones, ya que no había movimiento denominacional en el primer siglo; la iglesia era simplemente de Cristo (Romanos 16:16; 1 Corintios 1:2), y sus miembros fieles solamente se identificaban como “cristianos” (Hechos 11:26; 1 Pedro 4:16)—no con otros nombres humanos (cf. 1 Corintios 1:10-13). La iglesia de Cristo no comenzó en Roma, en los Estados Unidos o en Inglaterra, sino en Jerusalén (Hechos 1:4; 2:5,14)—como los profetas del Antiguo Testamento habían anunciado (Isaías 2:2-3; 28:16; Miqueas 4:1-2). No comenzó en el siglo VII, XVI o XXI, sino en el primer siglo (aproximadamente el año 33 d.C.)—así como las Escrituras y el Señor mismo profetizaron (Daniel 2:44; Marcos 9:1).
Su Organización
Cuando la iglesia comenzó, no había organizaciones o jerarquías complicadas; la iglesia era un cuerpo en el cual cada miembro tenía un nivel equivalente ante Dios (1 Corintios 3). La organización que Dios escogió para la iglesia fue Cristo como la Cabeza única en el cielo y en la Tierra, y todos los miembros como el cuerpo de Cristo (Efesios 1:20-23; 5:23).
Dios también estableció grupos de hombres en cada congregación, conocidos como “ancianos”, “obispos” o “pastores” (1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9), para que se encargaran de dirigir y alimentar espiritualmente a la iglesia. También estableció a grupos de servidores especiales, conocidos como “diáconos” (1 Timoteo 3:8-13), para que trabajaran bajo la supervisión de los ancianos. Todos ellos, juntamente con los evangelistas y maestros, ayudaban a fortalecer el cuerpo de Cristo (Efesios 4:11-12).
La iglesia era un cuerpo sujeto fundamentalmente a las instrucciones de Cristo. No tenía cabeza, sede o vicario humano que determinaba lo que debía creer y enseñar, sino solamente a Cristo y Su Palabra inspirada que es completamente suficiente para la perfección de los santos (2 Timoteo 3:16-17). No tenía congregaciones que imponían su autoridad sobre otras congregaciones, sino todas las congregaciones eran autónomas (cf. 1 Pedro 5:2) y estaban unidas entre ellas por el amor y la fe (1 Juan 1:7). No tenía a un solo “pastor” que tomaba decisiones para la iglesia, sino una pluralidad de pastores (ancianos, obispos) que dirigían a la iglesia bajo la autoridad de Cristo (Hechos 14:23; Filipenses 1:1; Tito 1:5).
Su Doctrina
En cuanto a su doctrina y enseñanza, la iglesia tenía este lema: “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios” (1 Pedro 4:11). Por ende, cualquier otra enseñanza ajena a la revelación sagrada era considerada una doctrina detestable (Gálatas 1:6-9; 2 Timoteo 4:1-3).
En cuanto a la salvación, la iglesia del Señor enseñaba que la gracia de Dios es el fundamento (Efesios 2:8-9), y que esta gracia demanda la respuesta obediente y sumisa del hombre (Romanos 1:5) ante los requisitos de salvación—la fe en Dios (Hebreos 11:1,6), el arrepentimiento de los pecados (Hechos 2:38), la inmersión en agua (Marcos 16:16; Hechos 22:16; 1 Pedro 3:21), la confesión de Cristo (Romanos 10:9-10) y la fidelidad cristiana (Apocalipsis 2:10).
En cuanto a la adoración cristiana, la iglesia del Señor enseñaba que el Cielo requiere la oración (1 Timoteo 2:1-8), el canto vocal (Efesios 5:19), la conmemoración semanal del sacrificio de Cristo por medio de los elementos de la Cena del Señor (Hechos 20:7), la enseñanza de las Escrituras sagradas (Hechos 2:42), y la contribución semanal para las necesidades de los santos (1 Corintios 16:1-2).
En cuanto al cristianismo mismo, la iglesia del Señor enseñaba que Jesús es el camino exclusivo al cielo (Juan 14:6), y que el cumplimiento de Sus mandamientos es la única manera de recibir Su aprobación en el Juicio Final (Mateo 7:21). Esta iglesia no tenía credos, artículos de fe, catecismos, disciplinas o testamentos humanos en adición a las Escrituras, sino solamente la Palabra indestructible de Dios la cual juzgará al final del tiempo (Juan 12:48).
LA IGLESIA DE CRISTO: SU IMPORTANCIA
La iglesia de Cristo es el pueblo de Dios y es única, ¿pero realmente tiene importancia—especialmente en vista de la reclamación de mucha gente religiosa que sugiere que “no importa la iglesia de la cual sea parte” (vea Pinedo, 2012). La inspección breve de algunos pasajes en el Nuevo Testamento revela rápidamente la importancia suprema de la iglesia. La iglesia es importante ya que:
- Cristo derramó Su sangre preciosa y enfrentó la cruz cruel para adquirirla (Hechos 20:28).
- es el cuerpo de Cristo (Efesios 5:23), el cual Él sustenta y cuida (vs. 29).
- es la esposa amada de Cristo, la cual Él protege y santifica (Efesios 5:25-27).
- es la familia y casa de Dios, a la cual Dios ha adoptado y sobre la cual gobierna (Efesios 2:19; 1 Timoteo 3:15).
- tiene como responsabilidad solemne la defensa y promoción de la verdad de Dios (1 Timoteo 3:15).
- está constituida de la totalidad de aquellos que se han sometido a Dios y que por ende han sido añadidos para salvación (Hechos 2:47; Efesios 5:23).
CONCLUSIÓN
Es claro que la iglesia del Nuevo Testamento, la iglesia que Cristo prometió edificar (Mateo 16:18), es diferente a la mayoría de iglesias del mundo religioso moderno, y es claro que la iglesia tiene importancia vital y eterna. Además, si la iglesia es el cuerpo de Cristo, Cristo es el Salvador del cuerpo (Efesios 5:23) y Cristo solamente tiene un cuerpo (Efesios 4:4), entonces el hombre debe ser parte de ese único cuerpo (la iglesia) para ser salvo. En el Nuevo Testamento, aquellos que recibieron la salvación, llegando a ser parte de la iglesia, creyeron en Jesús (Marcos 16:15-16) y Le obedecieron al arrepentirse, confesarle y ser bautizados en Su nombre (Hechos 2:36-47; Romanos 10:9-10).
Referencias
Barrett, David (2001), Enciclopedia Cristiana Mundial [World Christian Encyclopedia] (Nueva York: Oxford University).
“Iglesia” (2015), Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española, http://lema.rae.es/drae/?val=iglesia.
Lenski, R.C. (1943), El Evangelio de San Mateo [St. Matthew’s Gospel] (Minneapolis, MN: Augsburg).
Pinedo, Moisés (2012) “Odio la Religión, pero Amo a Jesús”, EB Global, http://www.ebglobal.org/inicio/odio-la-religion-pero-amo-a-jesus.html.
Vine, W.E. (1999), Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento Exhaustivo (Colombia: Caribe).
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