Introducción al Libro de Éxodo

Título

“Éxodo” viene del título griego en la Septuaginta, Exodos, que significa literalmente “camino de salida, partida, salida” (Vine, 1999, 2:804). El título hebreo original viene de las primeras palabras al comienzo del libro (“Estos son los nombres”), lo cual hace referencia a aquellos que inicialmente entraron a Egipto con Jacob y bajo la protección de José.

Este es el segundo libro del Pentateuco, y narra (1) la esclavitud de los israelitas en Egipto (caps. 1-6), (2) su liberación en manos de Moisés (caps. 7-13), y (3) el viaje del pueblo a través del desierto donde comienzan a recibir las leyes de Dios (caps. 14-40). Éxodo comienza con la declaración de que Dios recordó Su pacto con Abraham, Isaac y Jacob (2:24), y por ende narra el principio del cumplimiento de la promesa de que Dios haría de los descendientes de Abraham una gran nación y que les daría una tierra especial (Génesis 12:1-3; 50:24). Éxodo es el libro de la redención nacional de Israel.

Autor

Hay evidencia en el mismo libro de que Dios comisionó a Moisés a escribir el registro de Éxodo (17:14; 34:27) y que “Moisés escribió todas las palabras de Jehová” (Éxodo 24:4). Ya que Moisés fue “fiel en toda la casa de Dios” (Hebreos 3:5), se debe concluir que también fue fiel en registrar diligentemente las palabras de Dios.

Nuestro Señor atribuyó el registro de la zarza ardiente (cap. 3) a Moisés (Marcos 12:26). Y en Marcos 7:10, señaló que “Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente”. Esta es una referencia inequívoca al quinto mandamiento dado por medio de Moisés en Éxodo 20:12 y a la penalidad subsiguiente por la violación a tal mandamiento en Éxodo 21:17. Otros versículos del Antiguo Testamento también confirman a Moisés como el escritor del libro (e.g., Josué 8:30-32; Malaquías 4:4).

Pero Moisés no solamente es el escritor de Éxodo, sino también su personaje principal. Éxodo comienza narrando su nacimiento en condiciones peligrosas. Se destaca la fe de su madre Jocabed, quien le esconde por tres meses para protegerle de la ira de un Faraón que teme al pueblo de Dios que se multiplica rápidamente (2:1-10). Al no poder esconderle por más tiempo, su madre le pone en una arquilla en el Río Nilo donde la hija de Faraón le encuentra; ella le adopta y le da el nombre “Moisés” (“sacado de las aguas”).

También se narra las condiciones que fuerzan a Moisés a huir de Faraón y mudarse a Madián, donde comienza una familia y donde Dios le comisiona a liberar a Israel (2:11-15). Se narra su ruego fiel, paciente y constante ante Faraón, y las grandes maravillas que realiza con el poder de Dios que finalmente guían a la liberación del pueblo (caps. 5-13). Y se narra su fidelidad y mansedumbre mientras lidera al pueblo rebelde a través del desierto (caps. 14-40). Se puede decir que Moisés no solamente es el personaje más prominente en Éxodo, sino también en todo el Antiguo Testamento (Deuteronomio 34:10-12).

Fecha

No hay evidencia interna de la fecha exacta de escritura, pero obviamente este libro se escribió después de los últimos eventos que narra—específicamente la construcción del tabernáculo en el desierto. Como en el caso de Génesis, la fecha aproximada es 1450-1400 a.C. Cronológicamente, Éxodo cubre algo de 215 años de historia, desde la llegada de Jacob y su familia a Egipto en ca. 1660 a.C. hasta la salida de Egipto (cf. 1 Reyes 6:1) y la erección del tabernáculo en 1446 a.C.—poco después que se diera la Ley, la cual “vino cuatrocientos treinta años después” de la promesa a Abraham (Gálatas 3:16-17).

Por ende, se debe entender el periodo de 430 años de Éxodo 12:40 desde el tiempo de la promesa, en vez desde el tiempo de la entrada a Egipto. El historiador judío Josefo confirma esto al registrar que los israelitas “salieron de Egipto en el mes de Xántico [Abib (13:4) o Nisán (cf. Ester 3:7)—MP], en el quinceavo día del mes lunar; cuatrocientos treinta años después que nuestro padre Abraham llegara a Canaán, pero solamente doscientos quince años después que Jacob se mudara a Egipto” (1987, p. 75; Antigüedades Judías, 2:15:2). El Pentateuco Samaritano y la Septuaginta (documentos bíblicos antiguos reconocidos) brindan luz adicional en cuanto a Éxodo 12:40, conteniendo el texto sin omisión: “El tiempo que los hijos de Israel y sus padres habitaron en la tierra de Canaán y la tierra de Egipto fueron cuatrocientos treinta años” (en Clarke, 1832). [Para un estudio adicional de este tema, vea Butt, et.al., 2002].

Destinatario

Se escribió Éxodo principalmente para aquellos israelitas liberados de la cautividad en Egipto, y para su descendencia (10:2), a quienes Dios prometió que serían su “especial tesoro sobre todos los pueblos” (19:5). La respuesta de estos primeros receptores de la Ley fue: “Todo lo que Jehová ha dicho, haremos” (19:8). Lamentablemente, esta primera generación pronto reveló su vacilación constante en su voto de lealtad a Dios, y por ende el desierto temporal llegó a ser su última morada en la tierra. Se puede ver el valor universal de Éxodo en el hecho que lidia de principio a fin con la redención de Dios—redención que se aplica espiritualmente a cada ser humano en cada generación humana.

Tema y Propósito

El tema principal es “La Redención de Israel como el Pueblo Especial de Dios”. Su propósito es: (1) continuar el registro del pueblo de Israel a través del cual vendría el Redentor; (2) mostrar que Dios es fiel a Su pacto y promesas (2:23-25); y (3) revelar la naturaleza de Dios (Quién es—caps. 3-6) y el poder de Dios (qué puede hacer—caps. 7-17).

Términos Claves

  • Yo Soy el que Soy: Este es el nombre más importante en el libro (caps. 3-6). Este nombre implica: (1) Existencia eternamente presente. Ya que Jehová es el Yo Soy (no el “yo era”), entonces los siglos que habían pasado desde Abraham, incluyendo el tiempo de esclavitud en Egipto, no habían afectado Su naturaleza, fidelidad y promesa. (2) Existencia única y sin paralelo (9:14; Isaías 45:6). En este libro Jehová muestra que es infinitamente superior a los dioses egipcios al enviar plagas relacionadas a los elementos o criaturas que tales dioses supuestamente controlaban o representaban. (3) Existencia real. En Éxodo, Jehová no solamente es una tradición de los padres, sino es un Dios que percibe (caps. 1-2), llama (caps. 3-6), protege, libera y acompaña (caps. 7-15), provee (caps. 16-17), instruye (caps. 18-27,34-39), santifica (caps. 28-31), disciplina (cap. 32), y mora en medio de Su pueblo (caps. 33,40). (4) Existencia independiente. La existencia y fidelidad de Dios se basa en Su propia naturaleza (2 Timoteo 2:13). Por ende, “cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo” (Hebreos 6:13). Y habiéndolo hecho, desarrolló Su promesa independientemente de la incredulidad del pueblo (cap. 33) [puntos basados en Ellicott, 1905].
  • Pascua: Esta es la celebración más importante en el libro (caps. 12-13). De hecho, Dios quiso que esta celebración marcara el principio de los meses para la nación israelita (12:2). La Pascua fue dada como símbolo de redención nacional, y está llena de sombras relacionadas a nuestra redención espiritual en Cristo; en el Nuevo Testamento, Cristo es nuestra “Pascua” (1 Corintios 5:7).
  • Ley: Este es el decreto más importante en el libro (caps. 19-23). Éxodo también contiene los varios decretos de Faraón: el decreto para matar a los bebés judíos que nacían o para lanzarlos al río (1:16,22); el decreto para abrumar a los israelitas con trabajo más pesado (5:6-11); y el decreto de no dejar ir al pueblo de Dios (5:2). Pero el único decreto de relevancia vital en el libro está constituido de las leyes de Dios para Su pueblo. “La ley de Jehová es perfecta” (Salmos 19:7); por tanto, lo que el hombre decreta no es importante en vista de lo que Dios decreta.
  • Como Jehová lo mandó a Moisés: Esta es la actitud más importante en el libro (caps. 39-40). Esta expresión (o expresiones similares) aparece algo de 20 veces en los últimos dos capítulos, y se usa para describir la ejecución fiel de las instrucciones divinas por parte del pueblo (39:32; cf. 12:28), Moisés (40:16), y Aarón y sus hijos (40:31-32). Esta obediencia temerosa permitió la presencia continua de Dios en medio del pueblo (40:34-38).

Estas expresiones resumen el libro y revelan los componentes necesarios para la redención del hombre: (1) La redención comienza con la existencia y el poder de Dios; (2) Dios es el Único que puede dar libertad verdadera al hombre; (3) Dios también da instrucciones al hombre en cuanto al acceso y la conservación de la redención; (4) y el hombre debe rendir obediencia sumisa a las instrucciones de Dios para beneficiarse de los efectos de la redención.

Puntos Importantes

  • Éxodo presenta varias “sombras” del Cristo: (1) en el cordero pascual sin defecto (cap. 12; cf. 1 Corintios 5:7), (2) en el maná que descendió del cielo (cap. 16; cf. Juan 6:32-35), y (3) en la roca que fluyó con agua en el desierto (cap. 17; cf. 1 Corintios 10:4).
  • El número 10 tiene importancia especial en Éxodo, indicando la perfección del juicio de Dios (en las diez plagas) y la perfección de la Ley de Dios (en los Diez Mandamientos).
  • La primera parte de Éxodo es historia (1-19), y la segunda parte es ley (20-40), excepto por algunas pocas narraciones como el becerro de oro, la consagración de los sacerdotes y la construcción del templo.
  • Geográficamente, Éxodo comienza en Egipto con los 70 miembros de la familia de Jacob, y termina en el desierto sinaítico donde los israelitas murmuradores comienzan su vagancia de 40 años.

Bosquejo

I. La Liberación de Israel (1:1-18:27)

A. Las Condiciones Pre-Liberación (1:1-22).

B. La Preparación de un Libertador (2:1-7:13)

C. Las Diez Plagas en Egipto (7:14-12:36)

D. La Liberación de Israel (12:37-15:21)

E. La Preservación de Israel (15:22-18:27)

II. La Legislación de Israel (19:1-28:43)

A. La Preparación para la Legislación (19:1-25)

B. La Legislación Teocrática (20:1-26)

C. La Legislación Social (21:1-23:13)

D. La Legislación Ceremonial (23:14-28:43)

III. La Consagración de Israel (29:1-40:38)

A. La Consagración Sacerdotal (29:1-30:38)

B. La Consagración del Pueblo (31:1-36:7)

C. La Consagración del Tabernáculo (36:8-40:33)

D. La Presencia Sagrada de Dios (40:34-38)

RESUMEN

I. La Liberación de Israel (1:1-18:27)

La idea general en Éxodo es “redención”, y la redención de Dios siempre implica tres aspectos importantes: (1) liberación, (2) legislación y (3) consagración (cf. Colosenses 1:13; Efesios 5:25-27). Éxodo bosqueja esto de manera hermosa al registrar la liberación de Israel de la esclavitud egipcia, la entrega del Decálogo y otras instrucciones, y la implementación de la Ley para la santificación del pueblo.

A. Las Condiciones Pre-Liberación (1:1-22).

Éxodo comienza señalando: “Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José” (1:8). La ruina social es inevitable cuando el mundo no conoce ni experimenta la influencia piadosa de Dios a través de Sus hijos. Este enunciado breve fija a Egipto en el camino a la destrucción nacional en manos del Dios que gobierna sobre todas las naciones y que oye, mira y reconoce el sufrimiento de Sus hijos (2:23-25).

La ignorancia del rey de Egipto en cuanto a los favores e influencia de José causó que sintiera temor irracional contra los israelitas y que lidiara con ellos de forma inhumana. De hecho, a través de los siglos la gente impía que no conoce a Dios ha considerado a Su pueblo como una amenaza. El rey impío Balac buscó persistentemente maldecir a los israelitas, pensando que ellos le quitarían su tierra (Números 22-24). El Rey Saúl que había desechado a Dios y albergado celo profundo en su corazón salió a cazar a David, pensando que su siervo fiel le quitaría su popularidad (1 Samuel 22-26). Y el rey impío Herodes persiguió brutalmente al Bebé Jesús, pensando que un día Él le quitaría su trono (Mateo 2). De manera interesante, ¡ninguno de ellos tenía nada de qué preocuparse (Deuteronomio 2:9; 1 Samuel 24:13-15; Juan 18:36)!

B. La Preparación de un Libertador (2:1-7:13)

En medio de la opresión israelita, el bebé Moisés fue liberado providencialmente de la ira de Faraón, fue instruido inicialmente por su madre, y terminó creciendo en el palacio real y siendo educado “en toda la sabiduría de los egipcios” (Hechos 7:22). Pero Dios tenía planes diferentes para Moisés: él llegaría a ser el libertador de Su pueblo.

Aunque la lectura de Éxodo pareciera sugerir que los eventos que guiaron a Moisés a huir de Egipto fueron casuales (2:11-15), Esteban nos ayuda a entender que “le vino al corazón [de Moisés] el visitar a sus hermanos” (Hechos 7:23; cf. Éxodo 2:11). Esto hace referencia a su deseo (aunque limitado) de librarles del maltrato (cf. Hechos 7:25). El escritor inspirado de Hebreos aclara fuera de toda duda que Moisés determinó abandonar los tesoros de Egipto, escogiendo el maltrato con el pueblo de Dios (11:24-27).

En Madián, Moisés aprendió cuidando ovejas lo que no había aprendido en Egipto. Allí el eterno Yo Soy le comisionó a liberar a Su pueblo y le dio las pruebas suficientes para convencer al pueblo de que Dios Se había acordado de ellos (caps. 3-4). Moisés había salido de Egipto como un fugitivo, pero después de 40 años regresó como un libertador.

C. Las Diez Plagas en Egipto (7:14-12:36)

Las diez plagas fueron la demostración del juicio perfecto de Dios sobre Faraón (y su gente), quien no estaba dispuesto a dejar en libertad al pueblo de Dios. Éxodo 5:2 es un preámbulo perfecto para esta sección: “¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel”. Las plagas revelarían a este rey incrédulo Quién era Dios y cuál era Su poder (9:13-16), y ciertamente le forzarían a dejar en libertad al pueblo.

También se puede considerar las diez plagas como el juicio divino sobre los dioses egipcios (Números 33:4) con el fin de demostrar que solamente Jehová es el Dios verdadero. (1) La plaga de sangre contra Khnum, Hapi y Osiris, dioses del río sagrado; (2) la plaga de ranas contra Heket, diosa de la reproducción representada como rana; (3) la plaga de piojos contra Geb, dios del polvo de la tierra; (4) la plaga de moscas contra Khepri, dios representado como mosca/escarabajo; (5) la plaga del ganado contra Hathor, diosa representada como vaca; (6) la plaga de úlceras contra Isis, diosa de la salud; (7) la plaga de granizo contra Nut, diosa del cielo; (8) la plaga de las langostas contra Neper y Nepri, dioses del grano; (9) la plaga de las tinieblas contra Ra, dios sol; y (10) la plaga de la muerte de los primogénitos contra todos los dioses egipcios (12:12), incluyendo a Faraón, el dios principal (cf. Geisler, 1977, p. 56; “Las Diez Plagas”, 22[2]:7).

D. La Liberación de Israel (12:37-15:21)

Dios concedió libertad a Israel “con mano fuerte” (6:1; 13:3). La Pascua estuvo diseñada para que la primera generación recordara esta libertad poderosa y la transmitiera a generaciones futuras (12:25-27). Lo cierto es que cuando la gente no recuerda su estado de esclavitud pasada y la misericordia divina en su liberación, tiende a ignorar su estado y bendiciones presentes, resultando en la negación de su Dios; esto es lo que sucedió con la primera generación murmuradora que salió de Egipto. Se ha dicho que solamente tomó un día para sacar a Israel de Egipto, pero que tomó 40 años para sacar a Egipto de Israel. La liberación de Dios culminó con la protección y guía de Dios en la columna de nube y de fuego, y con la destrucción final del ejército egipcio en las aguas del Mar Rojo.

E. La Preservación de Israel (15:22-18:27)

Los israelitas se quejaron frecuentemente contra Moisés de que les había sacado de Egipto para “morir en el desierto” (14:12; 17:3; cf. Números 16:13). La providencia divina a través del desierto les mostraría que este no era el deseo de Dios. Él preservó a los israelitas murmuradores (1) al endulzar las aguas de Mara y guiarles a las 12 fuentes de Elim (15:22-27); (2) al hacer “llover” maná del cielo en la mañana y enviar codornices en la tarde (16:1-36); (3) al hacer brotar agua de la peña de Horeb (17:1-7); (4) al brindarles victoria contra el ejército de Amalec (17:8-16); y (5) al darles un sistema gubernamental de justicia y liderazgo. Por ende, Dios preservó al pueblo al evitar que fuera destruido por la sed, el hambre, la guerra y el desorden.

II. La Legislación de Israel (19:1-28:43)

En el aspecto espiritual, “redimir” no solamente conlleva “liberación”, sino también “adquisición”. Israel fue redimido del yugo de esclavitud de Faraón para servir a otro Amo (6:6-7). Esta sección bosqueja las instrucciones divinas para que el pueblo supiera las demandas de su nuevo Amo y la manera de presentar servicio adecuado ante Él.

A. La Preparación para la Legislación (19:1-25)

Los deportistas pueden atestiguar en cuanto a la importancia vital de la preparación antes del evento deportivo. En el servicio a Dios, esto no es diferente. Ya que Israel debía brindar servicio adecuado al cumplir las leyes que estaba a punto de recibir, entonces debía entender que estas leyes tenían su origen en un Dios (1) que había demostrado Su gran poder y protección para el pueblo (vs. 4); (2) que quería una relación especial con Su pueblo y que era Soberano sobre todos los pueblos (vs. 5); (3) que era santo y exigía santidad de Su pueblo (vs. 6); (4) que había investido a Su siervo con poder y autoridad especial (vs. 9); y (5) que debía ser temido reverentemente por todo el pueblo (vs. 16).

B. La Legislación Teocrática (20:1-26)

Dios presentó el primer grupo de leyes, conocido como los Diez Mandamientos o el Decálogo, basándose en Su propia naturaleza. Ya que es el Yo Soy, entonces puede prescribir el deber del hombre ante Dios y el deber del hombre ante su prójimo. Como Geisler ha sugerido, los primeros cuatro artículos se relacionan a la supremacía de Dios (1), la similitud de Dios (2), la santidad de Dios (3) y el servicio a Dios (4). Los últimos seis artículos se relacionan a la posición a la cual Dios ha elevado al hombre: la supremacía del hombre (5), la similitud del hombre—con Dios (6), la santidad del hombre (7) y el servicio al hombre (8-10) [1977, pp. 58-60].

Cuando se preguntó a Jesús cuál era el mandamiento más grande de la Ley, Él respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento [los primeros cuatro mandamientos del Decálogo se relacionaban al amor a Dios]. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo [los últimos seis mandamientos del Decálogo se relacionaban al amor al prójimo]”. Luego añadió: “De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas” (Mateo 22:34-40). Esta verdad también se aplica a la Ley de Cristo en el Nuevo Testamento (Romanos 13:8). [Vale la pena señalar aquí que el Decálogo fue dado a Israel (vs. 2; cf. 19:1-3), y bajo el Nuevo Testamento los cristianos no guardan este Decálogo que incluye el reposo sabático, sino guardan la ley de Cristo que incluye prescripciones similares a todos los otros nueve mandamientos (Efesios 4:6; 1 Juan 5:21; Mateo 5:34; Efesios 6:1-2; Apocalipsis 21:8; Hebreos 13:4; Efesios 4:28; Efesios 4:25; Colosenses 3:5)].

C. La Legislación Social (21:1-23:13)

La segunda legislación que Dios dio a los israelitas aborda la vida social. Este conjunto de leyes prescribía el trato social relacionado a los siervos (21:1-11,20-21,26-27,32), los débiles (21:12-14,18-19; 22:22-25), los padres (21:15,17), los indefensos (21:16,28-31), las mujeres embarazadas y sus bebés en el vientre (21:22-25), la propiedad (21:33-22:2,5-15), el ofensor (22:3-4), la integridad (22:16-17,19), la hechicería (22:18), la idolatría (22:20; 23:13), la estafa (22:21), la avaricia (22:25-27; 23:8), la profanidad (22:28-31,10-12), la mentira (23:1,7), la maldad (23:2-6,9) y los pobres (23:10-11).

D. La Legislación Ceremonial (23:14-28:43)

Este era un conjunto de leyes que gobernaban el servicio religioso de Israel. Aquí Dios dio instrucciones por medio de Moisés para las tres fiestas anuales solemnes del pueblo (23:14-19)—la Fiesta de los Panes Sin Levadura (la Pascua); la Fiesta de la Siega (la Fiesta de las Primicias, la Fiesta de las Semanas o el Pentecostés); y la Fiesta de la Cosecha (la Fiesta de la Recolección de Frutos o la Fiesta de los Tabernáculos). El resto de las instrucciones se relacionan a la construcción del tabernáculo y sus utensilios, como también a su movilización, y a las vestiduras sagradas de los sacerdotes.

III. La Consagración de Israel (29:1-40:38)

Esta sección se desliga del hecho que, a diferencia de los dioses paganos cuyas religiones promovían la inmoralidad extendida (cf. Números 25), el Dios de Israel era perfectamente “santo” (Isaías 6:3) y demandaba santidad de Su pueblo (Éxodo 22:31) para habitar en medio de ellos (29:46). Tal santidad del pueblo solamente podía tener su origen en el Dios santo y Sus estatutos santos.

A. La Consagración Sacerdotal (29:1-30:38)

Para producir un pueblo santo, la santidad debe comenzar con sus líderes espirituales. El sacerdocio de Israel debía ser santo, y esta verdad se aplica a la iglesia del Señor hoy en la cual cada miembro es parte de un sacerdocio espiritual (1 Pedro 2:5). Éxodo enfatiza esta santidad en el hecho que incluso las vestimentas de los sacerdotes habían sido declaradas sagradas (cf. cap. 28). Aarón y su descendencia habían sido separados por Dios para el servicio especial en el tabernáculo y luego en el templo. En la primera parte del capítulo 29, la palabra “santo” o “sagrado” se aplica a los mismos sacerdotes (vss. 1,9,35), sus vestimentas y accesorios (vss. 6,21,29), la ofrenda de la cual participarían y del lugar donde se la prepararía (vss. 22,27,31,33,34), y el altar en el cual se haría expiación por siete días (vss. 36-37).

El final del capítulo 29 y el siguiente enfatizan la consagración sacerdotal en las ofrendas continuas que los sacerdotes presentarían. Tales ofrendas, como el incienso que se quemaba en el altar (30:8) y el aceite de la unción (30:25), eran cosas santísimas (30:29,36). Por tanto, no se debía presentar ofrenda extraña como reemplazo (30:9) o pervertir el propósito sagrado de tales ofrendas al emplearlas en usos casuales o mundanos (30:31-38). La iglesia del Señor debería aprender de este principio eterno a no tomar los actos sagrados de adoración cristiana con propósitos de entretenimiento. La adoración sagrada es para el olfato de Dios (cf. Génesis 8:21; Levítico 1:9), no del hombre (30:38).

B. La Consagración del Pueblo (31:1-36:7)

Varios factores/eventos contribuyeron a la preparación o consagración del pueblo para disfrutar de la presencia continua de Jehová: (1) la separación de algunos entre el pueblo para las obras específicas relacionadas al templo y sus utensilios (31:1-11; 35:30-36:1), (2) la señal del día de reposo sabático (31:12-17; 35:1-3), (3) la purgación de la idolatría y sus servidores (31:18-32:35), (4) la penitencia y solemnidad del pueblo ante Dios (33:1-10), (5) la renovación del pacto (33:11-34:10,27-32), (6) la advertencia contra la contaminación idolátrica (34:11-17), (7) la reiteración instructiva en cuanto a las fiestas sagradas y de gratitud ante Dios (34:18-26), (8) el reflejo glorioso de Dios a través de Su siervo (34:33-35) y (9) la ofrenda generosa y aceptable del pueblo (35:4-29; 36:2-7)

C. La Consagración del Tabernáculo (36:8-40:33)

Pero la presencia de Dios no podía habitar en un santuario que primeramente no hubiera sido apartado (santificado) para Él, como hoy Dios no puede morar en un pueblo espiritual que no se ha apartado de las contaminaciones del mundo. No había lugar más sagrado en el desierto que el tabernáculo de Dios, como tampoco hoy hay lugar más sagrado en la tierra que la congregación de los santos donde Dios mora (1 Corintios 3:16). La consagración del tabernáculo se logró al seguir las direcciones específicas de Dios para su erección y funcionamiento; el énfasis en estos capítulos es la ejecución conforme a lo que Dios había mandado a Moisés (cf. 39:1,40:32).

D. La Presencia Sagrada de Dios (40:34-38)

Esta es la sección más corta de todo el libro, pero ciertamente de importancia suprema. Un Dios que salva en el pasado ciertamente es una bendición inmensa, pero esta sección revela que Dios también salva en el presente y mora y aprueba a Su pueblo. Éxodo termina cumpliendo la voluntad de Jehová al comienzo del libro: “cuando hayas sacado de Egipto al pueblo [Dios hablando a Moisés], serviréis a Dios sobre este monte” (3:12). Todos los eventos del libro apuntan a este momento en la historia de la nación judía, en el cual ellos finalmente llegan a gozar de la presencia continua y especial de Dios. Un día, los siervos fieles de Dios disfrutarán en una dimensión diferente la presencia de Dios para siempre (1 Tesalonicenses 4:17).

Referencias

Butt, Kyle, et.al. (2002), ¿Cuánto Tiempo Duró la Esclavitud Egipcia? [How Long Was the Israelites’ Egyptian Bondage?], Apologetics Press, http://www.apologeticspress.org/APContent.aspx?category=6&article=796.

Clarke, Adam (1832), Comentario de Adam Clarke [Adam Clarke Commentary], sobre Éxodo 12:40, Study Light, https://www.studylight.org/commentaries/acc/exodus-12.html.

“Las Diez Plagas” (2017), De Casa a Casa (Jacksonville, AL: HTH), marzo-abril.

Ellicott, Charles (1905), El Comentario de Ellicot para Lectores Ingleses [Ellicott's Commentary for English Readers], Study Light, https://www.studylight.org/commentaries/ebc/exodus-3.html.

Geisler, Norman (1977), Un Estudio Popular del Antiguo Testamento [A Popular Survey of the Old Testament] (Grand Rapids, MI: Baker)

Josefo, Flavio (1987), Las Obras de Josefo [The Works of Josephus] (Peabody, MA: Hendrickson).

Vine, W.E. (1999), Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento Exhaustivo (Colombia: Caribe).

Textos para Memorizar

2:10: Y cuando el niño creció, ella lo trajo a la hija de Faraón, la cual lo prohijó, y le puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué.

2:24-25: Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios.

3:14: Y respondió Dios a Moisés: Yo Soy el que Soy. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: Yo Soy me envió a vosotros.

9:16: Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra.

12:26-27: Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro?, vosotros responderéis: Es la víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró.

15:11: ¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?

19:5: Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.

20:2-3: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí.

31:18: Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios.

40:34: Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo.

Artículos de Investigación Adicional