“Sé Fiel Hasta la Muerte”

Lawrence J. Peter dijo: “Si no sabe a dónde está yendo, probablemente terminará en algún otro lugar”. Espiritualmente, es cierto que si no hacemos preparativos, terminaremos en un lugar diferente al cielo.

La salvación tiene tres aspectos: el pasado, el presente y el futuro. En el pasado, los cristianos fuimos salvos del pecado al obedecer al Evangelio (Tito 3:5; Hechos 2:38). En el presente, permanecemos salvos al ser fieles. Pablo escribió que debemos ocuparnos en nuestra “salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12). En el futuro, tenemos la esperanza de ser salvos de la destrucción del infierno. Pablo escribió que ahora está “más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos” (Romanos 13:11; cf. 1 Pedro 1:5,9). Somos salvos por gracia por medio de la fe (Efesios 2:8-9), pero ¿qué significa ser “fiel” (Mateo 25:21)?

Para ser fiel, se debe perseverar.

La obediencia a Cristo no termina en el bautismo; comienza allí. Jesús dijo: “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2:10). Ser cristiano es más que simplemente ser sumergido. Después que somos sumergidos en Cristo (Gálatas 3:27), llegamos a sumergirnos en la obra de Cristo (1 Corintios 15:58). Después de recibir vida nueva, una nueva vida emocionante comienza a desarrollarse delante de nosotros (2 Corintios 5:7; Juan 10:10). Después de ser añadidos al reino (Hechos 2:47), nos unimos a la gran obra de promover el reino (Marcos 16:15-16). Después de ser perdonados (Hechos 2:38), ayudamos a que otros aprendan la manera de ser perdonados (Efesios 1:7).

La iglesia primitiva perseveraba en la doctrina de los apóstoles (Hechos 2:42). Esto incluye perseverar en:

  • Cristo (1 Juan 2:24);
  • La Palabra (Juan 8:31-32; Santiago 1:25);
  • La fe (Hechos 14:22);
  • Fidelidad (Colosenses 1:23);
  • La gracia de Dios (Hechos 13:43);
  • El amor (Juan 15:9; Hebreos 13:1; Judas 21);
  • La adoración (Hechos 2:42).

Debemos perseverar en la comunión (Hechos 2:42). El Dr. Flavil Yeakley, Jr. estudió a 50 miembros de la iglesia que eran fieles y 50 infieles. Descubrió que después de seis meses, los fieles habían hecho siete (o más) nuevos amigos en la iglesia. De los que habían hecho menos de tres nuevos amigos, ninguno permaneció siendo fiel después de seis meses (Yeakley, 1986).

Debemos perseverar para evitar caer otra vez en pecado. Los hábitos pecaminosos pueden ser difíciles de resistir, pero debemos luchar contra la tentación de regresar a lo que hemos dejado atrás (Colosenses 3:5-9; 2 Pedro 2:20-22). Dios nos ha asegurado que no permitirá que seamos tentados más de lo que podamos resistir (1 Corintios 10:13).

Debemos perseverar en llevar fruto (Juan 15:1-7; Gálatas 5:22-23).

Debemos perseverar en el crecimiento de la gracia y el conocimiento (2 Pedro 3:18). La religión diaria es la clave. Practique estos hábitos saludables:

  • Permita que Dios le diga algo cada día al estudiar Su Palabra (Hechos 17:11; Apocalipsis 1:3). Lea al menos un capítulo al día. Al leer cuatro capítulos al día, puede terminar la Biblia cada año.
  • Diga algo a Dios cada día en oración. “Orad sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17).
  • Diga algo por Dios cada día (2 Timoteo 4:2). Cuente a un amigo acerca de las Buenas Nuevas. Comparta una palabra de ánimo (Efesios 4:32).
  • Haga algo por Dios cada día. Busque oportunidades para servir y animar (Hebreos 12:12).

Para ser fiel, se debe ser confiable (Mateo 25:21).

“Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel” (1 Corintios 4:2; cf. 1 Timoteo 6:20-21).

Dios cuenta con nosotros para asistir a los servicios de adoración (Mateo 18:20). No deje de asistir a ningún servicio de la iglesia que pueda asistir. De poder hacerlo, es un pecado no hacerlo (Hebreos 10:25; Santiago 4:17).

Dios cuenta con nosotros para estar en nuestro puesto de servicio (Efesios 6:7). Aquellos que fueron sepultados vivos cuando un volcán destruyó Pompeya fueron encontrados en estado de preservación. Algunos estaban en las calles, intentando escapar. Algunos estaban en sótanos, buscando seguridad. Otros estaban en cuartos altos, esperando que la lava no les alcanzara. ¿Dónde estaba el centinela romano? Estaba en las puertas de la ciudad donde su capitán le había puesto, con su mano en su arma. Allí quedó, mientras el cielo le amenazaba; allí quedó, mientras la Tierra temblaba debajo de él; allí quedó, mientras la corriente de lava le cubría. Allí, en su posición, fue hallado fiel casi 2,000 años después. Cada uno de nosotros tiene una posición de servicio en la cual nuestro Capitán nos ha dejado. Cuando llegue el final, ¿seremos encontrados allí?

Dios cuenta con nosotros para esparcir Su mensaje (Mateo 28:18-20).

Dios cuenta con nosotros para hacer nuestra parte del trabajo (Romanos 12:4-8). Al enfrentar el desánimo debido a su rol “sin importancia” en el conflicto histórico, los trabajadores en las minas de carbón se presentaron delante de Winston Churchill durante la Segunda Guerra Mundial, ofreciéndose como voluntarios para pelear en las líneas frontales. Churchill pidió reunirse con todos los 4,000 mineros al siguiente día. En esa ocasión, Churchill presentó a su nación estas palabras conmovedoras:

No nos daremos por vencidos, y cuando un día nuestros hijos pregunten, “¿Qué hicieron para ganar esta herencia para nosotros, y para hacer nuestro nombre tan respetable entre los hombres?”, alguien dirá: “Fui un piloto en la guerra”; otro dirá: “Estuve en el servicio en un submarino”; otro dirá: “Marché con el Octavo Ejército”; otro dirá: “Ninguno de ustedes hubiera sobrevivido sin el destacamento y los marinos mercaderes”; y cuando llegue el turno de ustedes, dirán, con el mismo orgullo y el mismo derecho: “Nosotros conseguimos el carbón” (Churchill, 2013).

Cuando se escriba el último capítulo de la “Guerra Mundial” entre Cristo y Satanás, ¿qué diremos acerca de nuestra parte? ¿Estuvimos cumpliendo nuestra responsabilidad? ¿Fuimos fieles y estuvimos luchando contra el enemigo, o estuvimos ausentes y jugando con él?

Para ser fiel, se debe vencer el fracaso.

“Fidelidad” no significa “perfección”. El cristiano fiel no es alguien que nunca comete un error; es alguien que cae pero que se levanta e intenta otra vez. Pedro intentó caminar sobre el agua pero falló (Mateo 14:28-33), Jesús le reprendió (Mateo 16:21-23), negó a Jesús tres veces (Mateo 26:35,69-75) y actuó con hipocresía (Gálatas 2:11-14). Pero Pedro no se sumergió en el fracaso ya que continuó tratando.

Cristiano, piense en su posición:

  • Usted hizo un buen negocio; no lo pierda. “Compra la verdad, y no la vendas” (Proverbios 23:23).
  • Hizo una siembra importante; no la abandone. “Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia” (Lucas 8:15).
  • Está en la lista de bendiciones; no permita que se borre su nombre. “[B]ienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan” (Lucas 11:28).
  • Comenzó un viaje a un lugar maravilloso; no se detenga. “…con tal que acabe mi carrera con gozo” (Hechos 20:24).

La fidelidad importa. Grantland Rice, el primer escritor de deportes de Norteamérica, lo declaró de esta manera: “Cuando el Gran Goleador llegue a marcar su nombre, Él escribirá—no que usted ganó o perdió—sino cómo realizó el Juego”. El mundo nos medirá por nuestro éxito, pero Dios nos medirá por nuestra fidelidad.

Referencias

Yeakley, Flavil (1986), Las Razones por las Cuales la Iglesia Crece [Why Churches Grow] (Christian Communications).

Churchill, Winston (2013), El Final del Comienzo [The End of the Beginning] (Nueva York: Rosetta Books).