¿Por Qué María y José No Llamaron “Emanuel” a Jesús?

Resumen

¿Por qué nunca se usa el nombre “Emanuel” en el Nuevo Testamento aparte de la cita de Isaías 7:14 encontrada en Mateo 1:23?

Pregunta

“¿Por qué María y José no llamaron ‘Emanuel’ a Jesús?”.

Respuesta

Aproximadamente 700 años antes del nacimiento del Mesías prometido, Isaías profetizó en cuanto a una virgen que “concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel” (7:14). Años después, el apóstol Mateo hizo referencia a la profecía de Isaías, especificando una vez más que, “llamarás su nombre Emanuel” (1:22-23). Muchos se han preguntado por qué nunca se usa este nombre en el Nuevo Testamento aparte de la cita de Mateo en cuanto a Isaías 7:14—si se suponía que el Hijo prometido de María sería llamado “Emanuel”. ¿Por qué no leemos que María, José, Juan el Bautista, Pedro, Pablo u otros llamaron “Emanuel” al Mesías?

Afortunadamente, como a menudo es el caso con la Palabra de Dios, la Biblia es su propio (¡y mejor!) comentario. Para entender mejor lo que Isaías quiso decir con el nombre Emanuel, es útil considerar lo que el profeta escribió dos capítulos después. Al profetizar en cuanto al Mesías, Isaías escribió: “se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (9:6). ¿Quiso decir Isaías que el nombre propio del Mesías sería “Admirable”, “Consejero”, “Padre Eterno” o “Príncipe de Paz”? La respuesta es obvia: estos nombres fueron dados para describir la naturaleza del Mesías; no fueron dados como nombres literales. Como el comentarista Albert Barnes señaló,

sus atributos [del Mesías—EL] tendrían tal naturaleza que calificarían estos títulos como descripciones apropiadas de su poder y obra. En hebreo, ser llamado, y ser, frecuentemente significan lo mismo… Usar un verbo de tal manera no es inusual en Isaías. Según el uso en Isaías, “se le llamará” es lo mismo que decir que apropiadamente llevará este nombre, o que simplemente será.[1]

Por naturaleza, el Hijo de María fue “Emanuel” (Juan 1:1-3; 10:30,33; 20:28), pero por nombre, fue “Jesús”.

Se puede ver una distinción similar de la naturaleza y el nombre de alguien en Génesis 2. Después de la creación de Eva de la costilla de Adán, el primer hombre dijo: “Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada” (Génesis 2:23). Aunque Adán dijo que se la llamaría “Varona”, en el capítulo posterior Moisés registró que “llamó Adán el nombre de su mujer, Eva” (3:20). Obviamente, Adán quiso decir que, por naturaleza, la persona que Dios había creado de su costilla era un ser humano del género femenino, una “ayuda idónea comparable a él” (aunque obviamente con diferencias y roles distintos—3:16-23), pero, por nombre, sería conocida como “Eva”.

La conversación de Gabriel con María antes de su concepción milagrosa también es útil para entender adecuadamente el nombre y la naturaleza de Jesús. Aunque Gabriel no usó el término “Emanuel”, note la manera en que distinguió el nombre dado a Jesús de los títulos con los cuales sería conocido debido a Su naturaleza divina:

Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios (Lucas 1:30-35).

Finalmente, Mateo también clarificó la manera en que Dios usó el “nombre” Emanuel en el mismo contexto en que citó Isaías 7:14. Inmediatamente antes y después de que Mateo presentara a sus lectores la profecía en cuanto al Mesías que sería llamado “Emanuel” (1:23), señaló que José llamaría (1:21) y que llamó (1:25) al Mesías con el nombre Jesús. El hecho de que Mateo escribiera del “nombre” del Mesías como “Emanuel” en el versículo 23, y como “Jesús” en los versículos 21 y 25, claramente muestra que él entendió que se dio un nombre (Jesús) de manera literal, mientras que el otro (Emanuel) que es similar al título “Cristo” para Jesús, representaba Su esencia.

Referencia

[1] Barnes, Albert (1997), Notas sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento [Notes on the Old and New Testaments] (Base Electrónica: Biblesoft).