Pasos Prácticos para la Unidad

¿Alguna vez fue parte del equipo deportivo de su escuela? ¿Qué une a un equipo? Puede ser el deseo de aprender un deporte, mejorar en cierto deporte o aprender habilidades específicas. Fundamentalmente, lo que une a un equipo es la meta que comparte de ganar.

En el cristianismo, compartimos un propósito. Nuestra meta común es llegar al cielo. Seguimos al Entrenador—Jesucristo. Primeramente, nuestra unidad comienza con Él. En Romanos 6:4-5, Pablo escribió que la unidad cristiana fluye de arriba hacia abajo: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección”.

La unidad espiritual fluye de esa manera. Yo puedo tener unidad con usted solamente si usted tiene unidad con Cristo. Si no estamos unidos en Cristo, no podemos tener unidad entre nosotros; estamos en equipos diferentes. Un jugador en un equipo determinado no está en unidad con un jugador del equipo contrario. Ellos están en equipos diferentes; tienen metas que incluso son opuestas. Los cristianos solamente pueden estar unidos con aquellos que están unidos con Cristo—aquellos que están en el mismo equipo.

Si un entrenador entrara al vestuario y viera que su equipo estuviera discutiendo, probablemente pararía la discusión y se sentaría, diciendo: “Recordemos por qué estamos aquí. Recordemos lo esencial”. La unidad del equipo se relaciona a aquellas metas compartidas que son esenciales.

En 1 Corintios 1:10, Pablo reprendió a los cristianos en Corinto a causa de su denominacionalismo. Fundamentalmente dijo: “Recordemos lo esencial”. En Efesios 4:4-6, presentó los siete “unos”—los siete esenciales que son el fundamento en que se puede tener unidad, nuestros principios vitales. No se puede tener unidad cristiana si se descarta esos siete “unos”.

Así que nos unimos a Cristo cuando somos bautizados en Él. Toda unidad espiritual fluye de arriba hacia abajo. Pero algunas veces nos encontramos en un equipo en el cual no nos gusta alguien. Tal animosidad no puede existir en un equipo. Si existe, perderemos. Podemos ser expulsados del equipo.

En el cristianismo, Dios unifica en un cuerpo a gente de antecedentes diferentes. Algunos han crecido en el cristianismo. Otros conocen la verdad después de haber estado en diferentes religiones. Algunos son educados; otros no lo son. Algunos tienen dinero e influencia; otros no. ¿Cómo podemos conservar la unidad vertical y también mantener nuestra unidad horizontal?

Consideremos dos pasajes. Filipenses 2:3-5 dice: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”. Segunda Timoteo 2:24-26 dice: “Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él”.

Cómo Tener Unidad

  • Sea fiel a Jesucristo y Su Palabra; tenga en cuenta la Regla de Oro (Mateo 7:12).
  • Dé preferencia a los demás (Romanos 12:10).
  • Sea paciente (Hechos 24:4). Otros pueden no tener el conocimiento que usted tiene.
  • No sea discutidor (2 Timoteo 2:24). No trate de ganar las discusiones; nosotros debemos desear ganar almas.
  • Sea amable. Tenga cuidado de lo que dice y de la manera en que lo dice (Efesios 4:32).
  • Reconozca que otros—incluso los que no son cristianos—pueden mostrarle una nueva perspectiva de cierto punto en la Palabra de Dios. Busque entender primero, luego ser entendido.
  • Lleve la carga por una milla más (Mateo 5:41).