El Rey Mendigo
Una vez Johannes Tauler se encontró con un mendigo y le dijo: “¡Qué Dios te dé un buen día, amigo!”. El mendigo respondió: “Doy gracias a Dios de que nunca he tenido un día malo”. Tauler le dijo: “Entonces, que Dios te dé una vida feliz”. El mendigo respondió: “Doy gracias a Dios de que nunca he sido infeliz”. Con asombro, Tauler preguntó: “¿Qué quieres decir?”. El mendigo respondió: “Cuando el día es bueno, agradezco a Dios; cuando llueve, agradezco a Dios; cuando tengo lo suficiente, agradezco a Dios; cuando tengo hambre, agradezco a Dios; y ya que la voluntad de Dios es mi voluntad, y lo que Le agrada me agrada, ¿por qué debería decir que no soy feliz cuando realmente lo soy?”. Tauler miró al hombre a los ojos y le preguntó: “¿Quién eres?”. El mendigo respondió: “Soy un rey”. Tauler dijo: “¿Dónde está tu reino?”. El mendigo respondió: “En mi corazón”.
—En Ian Lyall (2008), Palabras del Púlpito [Words from the Pulpit] (Raleigh, NC: Lulu), p. 66.